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Francisco Robles, director territorial del Ingesa, reconoce que para el próximo gobierno central, que apuesta que siga siendo del PP, debe incluir en las prioridades del próximo cuatrienio el nuevo hospital, la remodelación del Comarcal y un nuevo modelo de atención a las enfermedades mentales con la implicación del Imserso y la Ciudad Autónoma. Robles, que asegura que la visita del ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, ha permitido arrojar luz sobre cuestiones de interés para los melillenses y el personal sanitario, también confirmó que las obras de remodelación del servicio de urgencias del Comarcal se iniciarán en unos cinco meses y que el servicio se trasladará de forma provisional al área de rehabilitación.
Por otro lado, la presencia del ministro de Sanidad ha supuesto dar toda la claridad posible, ya que es la máxima autoridad en la materia, a cuestiones que por intereses espurios se busca la confusión o el simple engaño de la opinión pública y, en especial, de los profesionales. No me cansaré de repetir, para vencer la táctica de la mentira reiterada, que los refuerzos de plantilla de 2015 se mantienen y para 2016 -a partir del 1 de julio la mayoría- se incrementa de nuevo la plantilla del área sanitaria de Melilla, en especial la del hospital. El ministro Alonso ha venido a dar claridad, solvencia (por ello vino acompañado del secretario general de sanidad y el director de INGESA) y la rotundidad que su cargo le da.
Pero no puedo, ni debo, pasar por alto las acusaciones de electoralismo, respecto a la importantísima visita a Melilla del ministro Alfonso Alonso, realizadas desde la oposición política en la ciudad. Usted lo ha dicho, estas mismas noticias ya fueron anunciadas por el presidente Imbroda el 29 de febrero pasado, y con más detalle por este director territorial el pasado 5 de mayo.
El ministro Alonso vino a comprobar el estado de la cuestión e impulsar el calendario de su implantación, así como conocer in situ el estado de la sanidad pública en Melilla y, sobre todo, sus necesidades e inquietudes a través de contacto con los profesionales de la Junta técnico-asistencial; cuestiones de agenda le impidieron tener contacto con otros interlocutores, como creo que hubiera sido su intención de ser ello posible.
En aplicación de esas instrucciones, hoy INGESA está a la espera de una propuesta de la parte social, tanto del concurso como de la O.P.E., abriendo en ésta la posibilidad a incluir plazas de no sanitarios. INGESA tiene fijado un calendario tentativo que, para el interés de la institución y de sus trabajadores, debería de observarse.
En cualquier caso, no se deben de olvidar tampoco los trabajadores que, o bien son eventuales o están en comisión de servicio en Melilla, a quienes el concurso de movilidad y la O.P.E. van a cubrir sus expectativas, gracias al Plan de Ordenación de Recursos Humanos acometido por este gobierno, tras las dos legislaturas socialistas (2004-2008 y 2008-2011) vacías en este sentido importante apartado.
Por lo tanto, no creo que sea un problema sin solución, pero en la actual situación y las posiciones de las partes, ahora sí que no se puede descartar cualquier salida, incluida la resolución de contrato. Pero INGESA no ha estado parada en todo este tiempo transcurrido, a la mejora del equipamiento tecnológico -más moderno-, se unen los proyectos de modificación del proyecto inicial (que tenía importantes problemas estructurales, algunos irresolubles), o el de reparación de los daños presentes tras este tiempo transcurrido. Lógicamente, el plan funcional debe ser objeto también de revisión.
Para el futuro inmediato, INGESA está contemplando todas las soluciones posibles, primando las que acorten los plazos, al ser ya una cuestión de primera necesidad para Melilla y su población; y siempre partiendo de la obra realizada, no está España para malgastar recursos, ya que con las adecuadas adaptaciones dictadas por los técnicos, la obra es recuperable.
Es cierto, y todas las partes lo han reconocido, que es un punto de partida, ya que se debe de trabajar mediante la herramienta que se crea oportuna, en la adaptación de los recursos de INGESA en Melilla a la realidad de las necesidades de la sanidad pública melillense; pero sinceramente, se trata de un muy buen punto de partida, porque muy pocos hubieran dado crédito a estas actuaciones, y más en el momento económico actual. Sin embargo, el Gobierno de España ha sido sensible a las demandas del Mº de Sanidad e INGESA, apoyadas muy firmemente por el presidente Imbroda y muy pronto se verán hechas realidad.
La valoración de INGESA debe de ser muy positiva ya que, además de reflejar una realidad cada vez mayor, la de estudiantes melillenses que solicitaban estas prácticas en nuestros centros sanitarios, se abre una vía a que estudiantes de la Facultad de Medicina de Granada, no residentes en Melilla, conozcan nuestra realidad y puedan valorar con objetividad el desempeño profesional y/o su especialización en Melilla.
En el ámbito sanitario y entre otras, además de la puesta en marcha de la obra del nuevo hospital, deben ser prioritarias para el próximo cuatrienio, la adaptación del hospital comarcal a los cambios de este período de transición, así como a los que la apertura del nuevo traerá. Debo citar especialmente la necesidad de un nuevo modelo de atención a las enfermedades mentales -INGESA ha dado ya pasos decididos como es el tener 5 psiquiatras en el área-, en el que la coordinación de los recursos públicos, se incluyen aquí la Ciudad Autónoma, IMSERSO e INGESA, debe buscar la mayor eficiencia y eficacia posible en la atención a estos pacientes y sus familias.
Lamentablemente, la situación de la obra del nuevo hospital, hace que las previsiones de permanencia en el Hospital Comarcal se alarguen, por lo que tal vez sea preciso acometer obras de mayor calado que obliguen a dicho cierre; pero no será por voluntad de este equipo de gestión, ya que hasta ahora -le repito-, se había resistido a ello.
Es cierto que tras la implantación del triaje, se abrió la puerta a la presencia de un médico al frente del mismo como forma de afrontar mejor la situación; sin embargo, y con motivo de la demora en la posible actuación sobre urgencias, hace unos meses se puso en marcha un grupo de trabajo, que ha ultimado unos documentos -prácticamente cerrados- en los que se resumen las medidas aconsejables en el servicio de Urgencias, tanto organizativas -del personal y del público-, como estructurales. Tras su cierre, se estudiará con la Gerencia los plazos para su implantación. Lógicamente, antes de su implantación serán informados tanto la totalidad de los trabajadores del servicio como sus representantes y, a continuación, los usuarios mediante una intensa campaña informativa.
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