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Roberto Rojo, vicario: «nuestros ayunos siempre van encauzados a hacer caridad con nuestro prójimo»

Afirma el vicario episcopal de Melilla, Roberto Rojo, que la diferencia entre el ayuno que promueve el cristianismo y el de otras confesiones está en el hecho de que «nuestros ayunos siempre van encauzados a hacer caridad con nuestro prójimo, por eso no hay horarios, no hay restricciones, sino que lo que Dios demanda es nuestra presencia». Invita además a todos los cristianos «a crecer en humildad para que se cumpla la voluntad de Cristo», al tiempo que señala que la Cuaresma es el periodo en el que prepararse para el triduo pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo practicando la oración, la caridad y el ayuno.

Según el vicario episcopal, Roberto Rojo, el Miércoles de Ceniza es «un preámbulo para empezar a vivir la Cuaresma que empieza este año con el primer domingo de marzo». Lo que queda claro es que lo que se inicia «es un tiempo en el que nos preparamos para vivir ese triduo pascual que es la pasión, muerte y resurrección del Señor» en Semana Santa. Manifiesta que el vicario que éste fue el primer Evangelio que sin duda proclamaron los apóstoles, pero que con el tiempo, poco a poco se incluyeron esos días de preparación para este acontecimiento hasta llegar a los cuarenta de la Cuaresma.

Cuarenta
Explicó que el número cuarenta tiene «un gran significado, porque 40 son los años que estuvo el pueblo de judío en el desierto después de salir de Egipto; 40 fueron los días que estuvo Jesús, antes de empezar su vida pública, en el desierto, enfrentándose a las tentaciones; y 40 fueron los días del diluvio universal». En definitiva, lo que significan cuarenta días es que se trata de «un gran periodo, en este caso de un tiempo en el que prepararnos precisamente para ese gran misterio que encierra la relación divina de Dios con el hombre».
A la pregunta de cómo preparase para ese momento de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, explicó que el camino se abre el Miércoles de Ceniza en el que se recuerda la levedad del ser y que si realmente «nuestra relación con Dios es la que nos llevará a esa vida eterna que es su regalo, lo que hay que hacer es lo que nos dicen cuando nos ponen la ceniza, como es convertirnos y creer en el Evangelio, creer en la buena noticia de Dios, abrir el espíritu a su voluntad». Para ello, abrirse a la voluntad divina, el camino está en la oración, la caridad y el ayuno.

Ayuno
Roberto Rojo aclara que cuando habla de ayuno no se refiere únicamente a no ingerir alimentos: «El ayuno es no comer, pero también apartar todas esas cosas que realmente nos producen placer y apartarlas de forma voluntaria pero como un sacrificio guiado hacia la caridad de los demás como hizo Jesús. Ayunar de esas cosas que puedan manifestarse en gestos de caridad hacia los demás», dijo.
Expuso como ejemplo el no ver una película que nos apetecía, o el estar con amigos y dedicar ese tiempo a orar por los demás, a acompañar a enfermos, a estar con personas que viven solas, a dar consuelo, a llevar ayuda al que la precisa. También se incluye el ayuno de alimentos, pero «no tenemos que hacer el Ramadán».
Afirmó que la diferencia entre el ayuno que promueve el cristianismo y el de otras confesiones está en el hecho de que «nuestros ayunos siempre van encauzados a hacer caridad con nuestro prójimo; por eso no hay horarios, no hay restricciones, sino que lo que Dios demanda es nuestra presencia». En este punto recordó el pasaje bíblico en el que Cristo señala: «Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocausto», y es que Dios lo que pide «es que seamos misericordiosos con nuestros hermanos».
Añadió Roberto Rojo que el mensaje a trasmitir esta Cuaresma es el que promueve el Papa Francisco cuando invita a la humanidad a que se abra con humildad a que se pueda cumplir la voluntad de Cristo: «Hay que crecer en humildad para que esto pueda suceder, que se cumpla la voluntad de Dios y no la nuestra», dijo.

El Cartel de Semana Santa

El vicario intervino esta semana en la presentación del Cartel de Semana Santa de este año. De él dijo que ayuda a anunciar «lo que conmemoramos, por lo que es una llamada de atención como lo son las campanas de la Iglesia para que se produzca ese encuentro con el Señor». De la obra en sí, un cartel en el que se recoge la imagen del Cautivo en la liberación de un interno en la noche del Jueves Santo, dijo que es «bastante realista de lo que es un Cristo Cautivo que quiere liberar al hombre. Representa esa liberación que se produce en Melilla pero que también es la libertad del ser humano de todas sus miserias y opresiones».

Jesús Andújar

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Jesús Andújar

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