- Estamos en fechas de regalos. Regalos por aquí, regalos por allá. ¿A ti que te han regalado? Habrás tenido buenos regalos del periódico, pues el trajín que te traes con tanto saludo no es para menos. ¿Qué te han regalado?
- Pues a mí me han mandado una caja de roscos para Navidad y una botella de sidra.
- ¿El Gaitero?
- Pues no se si al Gaitero le habrán mandado algo, pues allí tampoco se pasan de esplendidos. Pero, en fin, que amor con amor se paga.
- ¿Qué significa eso, que tú le vas a enviar también una caja de roscos? ¿O de borrachuelos?
- No. Yo lo que voy a hacer es un regalo a los lectores. También se lo merecen. ¿No te parece?
- Me parece bien. ¿Qué les va a regalar?
- , Pues quiero que sea un regalo que contribuya a la felicidad de todos.
- ¿Les va a regalar un coche?
- No. Eso tiene gastos y problemas
- ¿Un piso?
- Eso está muy visto y además Hacienda ya no deja pasar ni una. No. Un piso no.
- ¡Ya lo sé ¡¿Les va a regalar un millón de euros? ¡A que si ¡
- ¡A que no ¡¿Tú no sabes, que el dinero no hace la felicidad? y yo te lo he dicho antes. Quiero regalar algo que lleve la felicidad a los lectores
- Pues tú sabrás Ni un coche. NI un piso, ni dinero…a ver cómo te las arreglas.
- Pues muy sencillo. Yo para hacer felices a los demás, voy a escribir aquí, la vida de perro que lleva el Jacinto. De sus sufrimientos, de sus trampas, de sus follones con la parienta. Y voy a escribir de eso, porque no hay nada más eficaz para dar alegría y felicidad a los demás que las penas ajenas…
- ¿Por qué?
- Pues muy sencillo. Porque todos tenemos amarguras, sinsabores, dificultades. Todos tenemos broncas familiares. Todos tenemos jefes negreros, caciquillos. Todos tenemos políticos que nos están fastidiando… En fin, casi todos estamos más bien amargados. Por eso cuando oímos que alguien sufre. Que alguien rabia. Que alguien está echando leches, pues nos alegramos.
- ¿Nos alegramos?
- Si. Pero esa alegría, no es por lo que está pasando el prójimo. Nada de eso. Esa alegría es porque vemos, que no somos nosotros solos los que las pasamos moradas. Y esa situación, nos crea cierta conformidad y nos relaja. Y la gente entonces sin ser mala, lo parece. Pero parecerlo, no significa serlo y es cuando surge el célebre grito de: ¡To er mundo es güeno¡.Y en eso estriba el amor fraterno. Adivinar que la gente parece mala, porque se cree sola. Así que cuando la gente comprenda esto, yo estaré ya criando malvas y la sociedad seguirá siendo la cardumen multicolor alegrilla y sudorosa, que….
- ¿Qué que de qué?
- Pues eso. De qué.
Acceda a la versión completa del contenido
Regalos y más regalos