Pretenden darnos clases de historia y no conocen su cultura y ni su propia historia partidista.
CPM no es un partido como tal. Como su nombre indica y según la RAE, coalición es “Unión transitoria de personas, grupos políticos o países con interés determinado”. CPM se constituyó en una coalición electoral para presentarse a las elecciones del 95.
Fue auspiciada por miembros del PIHB y el Partido del Trabajo y el Progreso de Melilla (que tenía relación directa con el Partido Socialista de los Trabajadores de Ceuta). A estas dos formaciones la argamasa la puso la Comisión Islámica de Melilla por decisión de sus dirigentes del momento y que siguen algunos. De ahí que siempre y con razón se ha vinculado a CPM con el islamismo, aunque en sus soflamas no se predique. Lo camuflan con el discurso pluriconfesional de la población. No es oficialmente un partido confesional, pero algunos planteamientos están mediatizados por la cuestión religiosa y, sobre todo en campañas electorales, es un elemento determinante.
Estos son los antecedentes históricos de CPM, que va a cumplir 27 años. Al no ser un partido como tal (igual ocurre con Coalición Canaria que la forman muchos partidos) no tiene estatutos propios, sino que están en vigor los estatutos de los partidos que conformaron la agrupación electoral.
Los partidos que dieron origen a la coalición electoral ya no existen. Sus dirigentes han sido excluidos o apartados del conglomerado electoral y eliminados del tablero político. Tan solo quedan el contribuyente religioso de la CIM.
En el 95 CPM se presenta a las elecciones y obtiene 5 escaños. El cabeza de lista fue, es y será Mustafa Hamed Moh (el negro en español, en bereber Aberchán). Hamed llega a ser candidato porque lo impone su tío, que financia la coalición (junto a otros personajes de intereses variados).
Desde 1995 en EEUU ha habido 5 presidentes, en Francia 5 presidentes, en Italia ha habido 14 jefes de gobierno, en Inglaterra 6 primeros ministros y en España 5 presidentes de gobierno. Creo que tendría que haber comparado a Hamed con la reina de Inglaterra, que es la única que le gana. Claro, que las monarquías son hereditarias y no se someten a procesos electorales. También lo podría hacer con los dirigentes comunistas como en Yugoslavia, Hungría, Rumanía, Alemania Oriental … pero han desaparecido para el bien de la humanidad.
A CPM, al no tener unos estatutos homologables con otras formaciones políticas, es muy difícil de analizar. No tienen militantes (entiéndase afiliados que cotizan regularmente), no sé si hay un censo de simpatizantes (sería pedirles demasiado), no existe una estructura orgánica (la ejecutiva es permanente o variables según le convenga al jefe), no existen asambleas, ni congresos y sí asambleas a la búlgara. En consecuencia, no tienen un órgano entre congresos, no tienen un código ético para poder regirse ante los casos judiciales (y ya van unos cuantos). El partido es Aberchán o Aberchán es el partido, no hay más. Fuera de él la existencia de la divinidad es una incógnita como el misterio de la vida extraterrestre.
Voy a pasar rápidamente la historia inmediata en la que Yonaida era anti CPM con su organización Intercultura, o cómo los hermanos Bussián querían destruir a CPM en procesos electorales con su PSDM, y otros, todos han sucumbido al encanto del bolsillo caliente y han sido absorbidos por el color del dinero. Aberchán no entiende que todos los musulmanes no le voten a él. Su objetivo ha sido sumar a todos los que son de su religión, al mismo tiempo desprenderse de todos los que no son de su fe. Tan solo un “blanco” converso por amor llegó a estar en la lista de salida, pero le salió rana. Desde ese momento se enroca y no auspicia a “blancos”. A no ser, y lo ha intentado, es que los “blancos” se conviertan a su religión, un deseo infructuoso.
Desde ese momento su ideario es los musulmanes (entiéndase no bereberes españoles) al poder. Él cree que, con repartir trigo, no a los vulnerables, sino a los que sirven a su causa con el dinero de todos, puede alcanzar la gloria electoral. No obstante, su dirigismo político camina a auspiciar un partido localista “blanco” que reste votos a todos los que no son de él. Lo puso de manifiesto el otro día Delgado Aboy en el debate de la Ciudad. Delgado se convierte en el tonto útil de Aberchán y sus intereses electorales. También en su afán de que todos los “suyos” le voten, está cómo neutralizar a Adelante Melilla de Amín Azmani, por eso ya ha iniciado un acercamiento muy interesado, no por la generosidad.
El problema que tiene es que él no va a poder encabezar la candidatura de CPM por la condena del voto por correo, si no se hace más cruenta con el procesamiento por el juicio de resistencia a la autoridad. Su pregunta a todas horas es ¿a quién pongo de número 1?
Dentro del partido tiene tres opciones:
Continuará en el siguiente artículo
José Megías Aznar
PD
La historia completa que he narrado se puede ver en el libro de Enrique Bohórquez, en su primer tomo 1985-1999. Es la historia reciente de nuestra Ciudad a través de MELILLA HOY. Un buen texto para conocer nuestro pasado más inmediato.
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