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¡Qué pena!

Por Pablo Martínez

El contraste entre un precioso anochecer en una ciudad, en un enclave único, que debería ser la envidia de nuestro país, estropeado por la falta de civismo de algunos seres que habitan entre nosotros, porque no llegan al rango de personas y mucho menos de ciudadanos, que ensucian el lugar en el que viven, algo que no hacen ni los animales.

Por otra parte, la inacción y dejadez de los servicios de limpieza es vergonzoso, y no vale echar la culpa a los políticos pues, aunque estemos en un periodo de cambio, los servicios esenciales, como es la limpieza, deben seguir funcionando con normalidad.

¡Qué lástima!

Desgraciadamente en Melilla también tenemos a quienes no saben apreciar el regalo de la vida y no cuidan el precioso lugar en el que vivimos.

Redacción

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