Una de las frases más recurrentes a la hora de calificar a Donald Trump es la de: «está loco». La frase trata de ser la explicación a todo lo visto y oído desde que es Presidente, pero también cuando estaba en campaña. Sin embargo yo estoy entre quienes creen que a veces despachamos con un «está loco» a gente que no lo está pero cuyo comportamiento nos parece que se sale de los cauces de la normalidad.
Es más, somos benevolentes cuando calificamos de «locos» a gentuza como Hitler , Stalin, Pol Pot, y demás políticos sanguinarios. Como somos benevolentes cuando calificamos de «locos» a algunos dirigentes políticos de este siglo XXI, ya sea porque se han instalado en el populismo, porque son xenófobos, o simplemente nuevos dictadores.
Me parece que calificar de «loco» a Trump es una manera de rebajar la importancia de las decisiones tan reaccionarias que está adoptando y de eximirle de su comportamiento chulesco en su manera de relacionarse con quienes no se pliegan a él como sucede con algunos de los más importantes medios de comunicación de Estados Unidos.
La locura es una enfermedad y no creo que Donald Trump padezca locura sino que simplemente es lo que es: un político reaccionario que parece añorar un sistema donde él como máximo jefe pueda hacer y deshacer a su antojo sin que nadie le contraríe y sin ningún contrapoder que ponga freno a sus deseos. Así que no debemos rebajar la importancia de sus decisiones y de su comportamiento calificándole de «loco».
Donald Trump sabe lo que hace, y hace lo que quiere. Lo explicó durante la campaña y entonces los medios de comunicación le daban «cancha» porque le consideraban un excéntrico que hacia subir las audiencias. Nadie parecía tomarle en serio y cuando lo hicieron era demasiado tarde. Trump no ha engañado a nadie, viene haciendo todo lo que dijo que iba a hacer, por más que algunos creyeran que en cuanto fuera investido Presidente actuaría de manera diferente. Así pues me parece a mi que Trump nos debe de preocupar y mucho pero no porque pudiera estar loco, sino porque defiende políticas extremadamente reaccionarias y xenófobas. Pero insisto los reaccionarios y xenófobos no están locos, son peligrosos eso sí, pero no les disculpemos con la eximente de la locura. No lo merecen.
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Que no le llamen loco
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