El pasado sábado, durante la reunión del Consejo General de Ciudadanos, voté ‘no’ a una gestora continuista de la Ejecutiva. Si Albert Rivera, al que considero el mejor político de los últimos tiempos, se apartó asumiendo su responsabilidad, los demás deberían haber seguido su ejemplo.
Es cierto que la Ejecutiva presidida por Rivera consiguió llevarnos en abril a 57 diputados, pero también es verdad que con una estrategia que consideré errática en su momento nos ha llevado a perder 47 y dejarnos en un número inaceptable de 10 diputados.
La autocomplacencia y la orquestación del aparato no es lo que necesitamos, no es lo que se espera de nosotros. Igual que la sumisión absoluta de algunos no puede ser sinónimo de lealtad al proyecto de Ciudadanos. La independencia de criterio, ser crítico, no es sinónimo de deslealtad al proyecto; al contrario, lo fortalece y lo saca de donde no tendríamos que haber salido nunca: de nuestros orígenes. Somos un partido de centro, liberal, progresista, regenerador, distinto. Y ahora más necesario e imprescindible que nunca, en estos tiempos tan convulsos políticamente.
Tenemos que ser un partido sin aspiraciones de sustituir a ningún otro y sí de ocupar nuestro espacio natural de centro y cumplir con la función originaria de Ciudadanos: ayudar a realizar las grandes reformas institucionales pendientes que no están en las agendas del bipartidismo y sin las cuales nos arriesgamos a que nuestro sistema político se disgregue en una suerte de partidos antisistema, separatistas, regionalistas, que difícilmente pueden ponerse de acuerdo por el bien de España. Seremos víctimas del “particularismo”, como decía José Ortega y Gasset: “Los grupos que integran un Estado viven juntos para algo: son una comunidad de propósitos, de anhelos, de grandes utilidades. No conviven por estar juntos, sino por hacer algo juntos”.
Aun habiendo votado ‘no’ a la gestora, seguiré, y no seré el único, con criterio crítico y constructivo sus decisiones con el deseo de que lleguemos al 15 de marzo con una renovación profunda que nos haga
más fuertes y por la que estemos más unidos para recuperar el espacio perdido.
Tenemos que recobrar la ilusión de nuestras bases, de nuestros afiliados que tanto han luchado, haciéndoles más partícipes en este gran proyecto que es Ciudadanos. Eso servirá, sin duda, para devolver la ilusión a ese electorado que nos ha apoyado tanto.
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¿Por qué voté ‘no’ a la gestora de Ciudadanos?
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