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Plaza del Sagrado Corazón

Te recuerdo serena y limpia. Con tu arboleda perenne y tu sencillez. Sin aditamentos presuntuosos. Simplemente tú. Incorporada a la belleza histórica de tu edificio y a la querida imagen de tu iglesia. Formando parte de ese conjunto armonioso, como un humilde oasis dentro de un casco urbano.

Eras así y no necesitabas otra cosa. Solo que así se te reconocieran y así te valoraran. Así te recuerdo porque así vives en esa Melilla indestructible de mi ayer.

Sin embargo hoy quiero olvidarte, entresijo de hormigón y restos desahuciados. Laberíntica postura, símbolo inequívoco de una razón sin norte. Si tu origen fue el arte, tu realidad es el abandono. Imagen fiel de un tiempo sin pulso ni medida. donde lo aparente deforma lo real, en una absurda competividad de logros innecesarios.

Así quiero olvidarte, porque no estás incluida en el conjunto fiel de una ciudad sin tiempo. Eres una escena más. Una burda imitación de lo que priva. Eres el hoy. Que no tiene memoria. Que avasallo al ayer sin compartirlo. Por eso te olvido. Mi memoria es un engarce de escenas costumbristas. De rincones amenos. De calles compartidas. Arboledas y juegos infantiles, y tu no estas alli. Viejo armatoste, que diseñas muy bien la verdad que hoy ocupas.

Si fuiste pensada por un joven artista, la falta de cuido y de respeto ciudadano, te ha convertido en un reducto mas de suciedad y mal gusto. Tal vez fuiste sentida como remanso de vida natural, dentro del tráfico callejero. Un rincón agradable, que además de su adorno ornamental, conjugando con el diseño modernista del centro melillense, también tuviera vida propia. Jardineras y plantas entrelazadas en su viguería de madera, crearían un espacio de sombra natural, a la vez que, el colorido de sus plantas y flores, adornarían, como ofrenda, el dintel urbano del templo más señero de nuestra ciudad.

Sin embargo, lo que con tanto esmero, y conocimiento, fue imaginado por el joven artista Carlos Baeza, por falta de atención de sus cuidadores-al principio regaban y limpiaban diariamente-y la total indiferencia del público, que no se priva lo más mínimo de ensuciar y destrozar, tanto papeleras como pavimento, luces, etc…la plaza se ha convertido en un foco sucio, cuya imagen habla por sí sola, de la abulia, que la mayoría de los “melillenses” sienten por sus propias cosas
Esta plaza fue costeada con dinero del Erario Público. Para mucha gente, esa palabra no existe. Lo público no lo conocen siquiera. Ellos son ellos y sus comportamientos, ajenos a la educación cívica y convivencia respetuosa que todos nos debemos a todos. Y en esa plaza sagrada y a la vez urbana de Melilla, se deja ver, palpablemente, que tipo de ciudadanía-por desgracia en su mayoría-sin responsabilidad ni respeto alguno, acampa, con la creencia jactanciosa de derechos y nada de deberes. La situación actual de esta céntrica plaza, pasa por dos soluciones. Una: demoler todo lo que va quedando de ella y trasladarlo a un parque, para que sirva de decoración y entretenimientos infantiles.

Otra: restaurarla con el cuido que se le dedico al principio, retirandole todos los asientos, al objeto de evitar estacionamientos innecesarios que originan suciedad y deterioro. En su centro instalar un pequeño ornamento o fuente de cerámica, que recogiera el NOMBRE DE DIOS EN LOS CUATRO IDIOMAS de las diversas culturas melillenses. No solo serviría como respeto y unificación, que todos tenemos en la VERDAD, sino que también ,retraería un poco, el vandalismo y la “indiferencia” de ciertas personas, hacia el cuido y el orden que se debe tener, con todo aquello, que aunque no sea de nuestra propiedad, nos pertenece, siempre que sepamos valorarlo y defenderlo.

El pavimento de toda la plaza, que está bastante deteriorado, habría que levantarlo todo y encargar a la Escuela de Arte de la ciudad, que sus alumnos realizaran en materiales de desechos de obras (más economía), como hacia el maestro D. Antonio Gaudí, un pavimento fuerte, como corresponde a un lugar transitado al aire libre. Siguiendo la línea modernista del centro, reflejar, en un mosaico, la iniciativa creadora de sus estudiantes de arte. Y eso sí, ya que desaparecieron los ficus, cuidar los naranjos, retirando de sus pies, protecciones abiertas, que son sumideros de colillas y latas de bebidas.

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Plaza del Sagrado Corazón

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