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Pedro Pomares: “Hablar de Ceuta es hablar del amor que se siente cuando se llega y también del amor hiriente del que se va”

Este año el pregón lo realizó el melillense Pedro Pomares donde habló del patrón de Ceuta, San Antonio de Padua, de Ceuta y del amor que siente por la Ciudad

Ayer Pedro Pomares realizó el pregón oficial a las 19:30 horas en honor al patrón de Ceuta, San Antonio de Padua, en la Casa Regional de la Ciudad Hermana en Melilla La Vieja. El melillense habló del patrón pero también del amor porque “hablar de Ceuta es hablar del amor que se siente cuando se llega y también del amor hiriente del que se va”. Además, quiso resaltar que “las rogativas amorosas y los objetos extraviados solo se profesan a él”. En el acto también, hubo una bienvenida por parte del presidente de la Casa de Ceuta, Ramón de la Cruz, una ofrenda floral, una actuación del ballet colores de Mercedes Hurtado y un reparto de panecillos y besapiés a San Antonio. El melillense Pedro Pomares fue el encargado de realizar el pregón de este año al patrón de Ceuta, San Antonio de Padua, en un escenario único como es Melilla La Vieja acompañado de una imagen de él y de un público muy acogedor en el que se encontraba el presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Juan José Imbroda. En primer lugar, quiso darle las gracias al presidente de la Casa de Ceuta, Ramón de la Cruz y también a la Casa Regional por “dotar de sentido y valor a lo que se vive y se ve, a lo que se siente y se anhela, al amor y a la fe”.

Amor por Ceuta
Además, de hablar de Ceuta quiso hablar del amor en la amplitud del sentido y significado de la palabra. “Del amor a Ceuta y del amor del ceutí a lo suyo, a sus cosas, a su tierra y a sus tradiciones. Del amor que siente el que a Ceuta llega y del amor desprendido e hiriente del que de Ceuta se va. Del amor que se ofrece y del amor que se pide, que se cumple y se da”.

Pedro Pomares advirtió a los presentes que “lleguen de donde lleguen, ceutíes de Aragón, castellano-leoneses, gaditanos, afincados en Melilla, pero ceutíes por obra y gracia de Dios, las peculiaridades de su tierra y la sensación que trasmiten cuando hablan de lo suyo o cuando lo cuentan”.

El pregonero no supo destacar cuál de todos sus viajes a Ceuta fue “el más inquietante, el más sorprendente o el más reconfortante. En todos ellos me han descubierto, rodeado de amigas y amigos que son casi familia ya, la ciudad que desde mi primera visita estaba deseando verme”.

San Antonio
Y así fue como le hablaron de una Ermita situada en el monte Hacho, con un santo al que se venera como Patrón Popular, franciscano y portugués, San Antonio de Padua.
“Tienen allí en el altar mayor, un surco en forma de cruz, labrado por la fe y la esperanza, por el deseo de encontrar un amor”, dijo. Osea que mientras el resto del mundo pretende cruzarse en la trayectoria de una flecha de Cupido, en Ceuta, las rogativas amorosas se profesan a San Antonio.

Pedro Pomares expuso que “se pueden destacar muchos atributos de un Santo, del que a la suma de todo lo anteriormente expuesto, se concluye indicando que es Patrón de los objetos extraviados, de quienes buscan pareja y de los celíacos, aunque esto último debe ser de reciente incorporación”.
“Es menester por tanto, significar que esta casa en la que estamos, quiera hacernos partícipe cada 13 de Junio de la solemnidad de San Antonio de Padua, apenas conocido en Melilla hasta las primeras procesiones organizadas que tenían como enclave recorrer las calles del Barrio del Real”, expresó.

Además, el pregonero manifestó que “no debe extrañarnos que los ceutíes haya tomado a San Antonio como patrón popular, y tampoco debe sorprendernos, la devoción caballa por quien reconducía a la paz fraterna a los desavenidos, hacía restituir lo sustraído con la usura y la violencia”.

En esta línea, indicó que “tratándose de acompañar, durante los trece martes que pasé en la mar, más me hubiera valido ejercitar mi alma y practicar el primer martes la caridad, el segundo el gozo espiritual, y correlativamente la paz, la paciencia, la longanimidad, la bondad, la benignidad, la mansedumbre, la fe, la continencia, la castidad, etc”.

Pedro Pomares concluyó su pregón con una oración final exclamando “que más nos valdría aprender de la Ceuta que le reza a Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo, que es el nombre verdadero de San Antonio de Padua, santo súbito en Pentecostés, Arca del Testamento, intercesor y bienhechor. Pan de los Pobres, predicador y Franciscano por la gracia de Dios”.

Lorena Japon

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