Desde esta tierra que tanto quiso, desde su Cataluña y su Badalona del corazón nos toca decir adiós a Rosendo. Porque Rosendo era de sus gentes y sus paisajes. Era melillense a mucha honra y amor. En su ciudad-mundo se movía orgulloso mostrándonos sus bellezas como quien te pasea por su casa. En su casa desde donde se veía el Gurugú y se oían despegar los bimotores, donde la abuela y las chicas, con su mujer y madraza Begoña eran familia de reconocida. También era un poco sueco cuando viajaba a ver a su querida hija y a sus nietos que al "duro" lo hacían cerrar los ojos y sonreír cuando entre abuelos nos contábamos sus gracias y era un flan derretido. Era medio catalán, pero de los de verdad, de los buenos. De los que se dejaron la piel por hacer de su tierra de acogida en una sociedad digna, de progreso y de solidaridad. Siempre en el lugar de lucha, más comprometido, más esforzado, porque él ha sido y siempre será orgullosamente "clase" obrera. Y su manera de vivir era dar.
Porque él era "el Rosendo" y con solo ese dato se abrían puertas y amainaban los problemas, de cualquier índole. Nunca estaba enfermo… algo "pachucho" a lo sumo, apenas dormía, trabajaba al límite, vivía en plenitud, reía a gusto y al viento. Cuando llegaba al conflicto la fiebre bajaba y si se ponía serio temblaban las paredes. Con Rosendo las dificultades eran cosa de arremangarse un momento. En esta ciudad de su costa mediterránea esta enorme persona dejó huella profunda. Entre quienes nos batíamos en menesteres sociales y políticos Rosendo nos confortaba. Le encantaba charlar sin tapujos y llegar a diagnóstico que tantas veces compartimos.
Nos has hecho una mala jugada, inesperada para él. Nos ha dejado solos y solas. ¿Cómo vamos a hacer la revolución ahora, sin él?
Ese maldito virus nos lo ha robado. Pero nadie ni nada podrá borrar la imagen, el recuerdo, el cariño por nuestro Rosendo. Y estas gentes que lo disfrutamos le daremos las gracias y seguiremos luchando por él. Como nos hubiera pedido y exigido. Pero esta noche nuestras compañeras me la han jugado y ya a solas en el inmenso silencio de la ciudad vacía tecleo que proclamemos con argullo, que fuimos sus camaradas, que lo amamos y que ahora no nos va a poder impedir que lo gritemos al cielo. SALUD eterna Rosendo.
Un beso de cada una de estas gentes de tu segundo pueblo.
Muchas personas del grupo de Camaradas para siempre de Badalona y Toni
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Para Rosendo Quero desde Cataluña
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