Categorías: Opinión

Muy agradecido al comandante D. Jesús Rodríguez, de la Biblioteca historia militar de Melilla

Debo decir que desde hace algún tiempo, tengo muy latente el sentimiento de gratitud hacia el Comandante de Ingenieros, D. Jesús Rodríguez, Licenciado en Geografía e Historia, que con su bondad y afabilidad me manifiesta en nuestras conversaciones, sobre lo divino y lo humano, pero sobre todo por su gran conocimiento de la Historia de nuestra ciudad.

Los libros y artículos que periódicamente suele enviarme, por correo electrónico y en papel, para este humilde escribidor, para mí suelen ser de un valor incalculable, que por espacio en estas páginas no voy a detallarlos todos, pero sí uno muy importante que muchos historiógrafos debieran tener en los anaqueles de sus bibliotecas; me refiero a “El Derrumbamiento”, del periodista Augusto Vivero, escrito en 1922, con el lenguaje de la época. En él detalla, con toda serie de datos, fechas, cifras y telegramas entre las distintas autoridades, civiles y militares, que “Las Bigotadas de Silvestre”, no fueron baladronadas jactanciosas, del entonces Comandante General, D. Manuel Fernández Silvestre, sino el profundo cariño que sentía hacia sus soldados, al sentirse abandonado por la maldita burocracia de los politicastros de entonces; y también el comportamiento y ayuda, tan humilde y sencilla que tuvo con los fronterizos; los que más tarde lo apuñalarían por la espalda, como hicieron algunos compatriotas después de su desaparición en el campo de batalla. Jardiel Poncela decía que la Historia es desde luego lo que se ha escrito, pero se ignora si es exactamente lo que sucedió.

Otra obra que me ha enviado, y que también debemos conocer todos los amantes de nuestra ciudad, son los Convenios y Tratados firmados entre España y Marruecos, para la demarcación de los Límites Territoriales de Melilla, de los años: 1844,1860,1862,1863,1894 y 1895; sin contar los de siglos anteriores. Sobre estos Convenios y Tratados, debo decir que mucha gente que “ladra su rencor”, lanzando piedras a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, en Beni Enzar, debieran leer y reflexionar, para así, en vez de “rugir como salvajes jabalíes”, ondeasen banderines de paz y concordia como buenos vecinos que somos, desde 1497.

Desde estas líneas deseo agradecer profundamente al Comandante Rodríguez, gran enamorado de su empleo, y de la Historia de nuestra ciudad, por todos los envíos que me hace, envíos que amplían mis modestos conocimientos sobre la Historia Militar y Civil, de Melilla, de todas las épocas, que todos los melillenses debiéramos conocer.

Existe un proverbio hindú que dice: “Un libro es un cerebro que habla; si está cerrado es un amigo que espera; olvidado, es un alma que perdona, y si es destruido es un corazón que llora”.

Pues yo digo que a mí los libros me hablan, siempre me esperan, también me perdonan si tardo en leerlos, pero jamás les hago llorar por destruirlos.

Comandante Rodríguez: Muchísimas gracias por ser su amigo.

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Muy agradecido al comandante D. Jesús Rodríguez, de la Biblioteca historia militar de Melilla

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