Mohamed Busian Mohamed, abogado y portavoz de Nueva Melilla, ha escrito un artículo titulado “17S: Un fósil de ese racismo que todavía daña” en el que cuestiona el origen y el sentido de la conmemoración oficial del 17 de septiembre en la ciudad autónoma.
En su texto, Busian señala que los días oficiales de las comunidades autónomas “cumplen la función de reforzar la solidaridad y la identidad histórica de sus miembros”, pero advierte que en Ceuta y Melilla esa regla se rompe, ya que la efeméride local “hiere la sensibilidad de al menos la mitad de la población” y se presenta como “un obsoleto derecho de conquista”.
El portavoz de Nueva Melilla, una escisión de Coalición por Melilla (CPM), indica que algunos defensores de la celebración apelan a la importancia de mantener las tradiciones, pero replica que el 17 de septiembre no fue una festividad arraigada hasta mediados de los años ochenta “cuando la ultraderecha local, organizada en torno a la asociación APROME, comenzó a reivindicarla” como un símbolo identitario. “Hasta 1985, el 17S era un día normal en Melilla, salvo para la extrema derecha”, afirma Busian.
El abogado cita además el libro “17 de septiembre. Fundación y mitos del nacionalismo melillense”, obra de un joven historiador local, en el que se analiza la conexión de la efeméride con la ultraderecha. Según apunta, aquel movimiento llenó la ciudad de pintadas racistas como “moros aquí” y utilizó la fecha como bandera política.
Busian rememora su propia experiencia personal como adolescente en aquella época, vinculado al movimiento por los derechos civiles liderado por Omar Duddú, y sostiene que la oficialización de la jornada en los años noventa por parte del Partido Popular consolidó un “fósil” que aún divide a la ciudadanía.
“Ese fósil de la Melilla de hace 40 años, en la que unos lo tenían todo y otros nada, sigue hiriendo los sentimientos de al menos la mitad de la ciudad”, sostiene.
Finalmente, el dirigente de Nueva Melilla invita a una “reflexión común” que permita superar los orígenes excluyentes de la conmemoración y avanzar hacia un relato compartido que fortalezca la convivencia.
El artículo completo de Mohamed Busian se puede leer a continuación:
17S: Un fósil de ese racismo que todavía daña
Los días oficiales de las Comunidades Autónomas cumplen la función de reforzar la solidaridad y la identidad histórica de sus miembros. Esta regla por desgracia se rompe en Ceuta y Melilla, donde los días oficiales hieren la sensibilidad de al menos la mitad de la población y se erigen casi como parte de un obsoleto derecho de conquista, que se expresa en la tristemente conocida coletilla del “si no os gusta, iros a Marruecos”. Es un hecho luctuoso, vergonzoso y que sin duda nos debilita como comunidad, lo cual invita a una prudente reflexión común.
Como melillense no he querido ser ajeno a los argumentos que puedan argüir los partidarios de la celebración del día de la Conquista. De hecho, uno de sus argumentos me parece particularmente considerable. Nos recuerdan nuestros vecinos el deber que tenemos de honrar y respetar las tradiciones de nuestra tierra. Si el día de la Conquista fuera una arraigada tradición, los partidarios de este canto al derecho de invasión tendrían un argumento medianamente decente con el que confrontar. No obstante, aquéllos que nuestra socialización política se dio a mediados de los años ochenta, en el seno del movimiento por los derechos civiles que dirigió el señor Omar Duddú, tenemos memoria y todavía recordamos que hasta el año 85 el 17 de septiembre era un día normal en Melilla, salvo para la extrema derecha que entonces se llamaba APROME (Asociación Pro Melilla).
En este sentido, me fue de interesante refresco leer el libro “17 de septiembre. Fundación y mitos del nacionalismo melillita”, cuyo autor, un joven historiador de Melilla, distribuyó algunos ejemplares hace unos años. Su libro constituye una audaz radiografía del origen del evento, en el que salen a relucir las vinculaciones de la celebración con la extrema derecha de Melilla. Aquellos ultras que llenaron Melilla de pintadas como las que “decoraban” los contenedores de basura con “moros aquí”. En mi caso, con 17 años me tocó unirme al movimiento junto a mi padre y mi madre, que como las madres de toda una generación, nos enseñaros a mirarles a los ojos y expresarles que ya no les teníamos miedo y que no toleraríamos más su opresión criminal.
La conmemoración del 17 de septiembre ha permanecido como un fósil de esa Melilla de hace 40 años, en la que unos melillenses tenían de todo y otros melillenses, los amazigh, no teníamos nada. Ese fósil de los racistas de APROME fue oficializado por el PP en los años noventa, y desde entonces hiere los sentimientos de al menos la mitad de la ciudad. Creo que una excelente oportunidad para sumergir al lector en el contexto en el que se perpetró, y mediante el que podría tener una perspectiva más rica de la cosa, es compartir mediante este canal una parte de ese interesante libro, que en su día no tuvo gran difusión, a pesar de que quizá constituya el mejor instrumento para que todos los melillenses lleguemos a una reflexión común:
APROME SEÑALA EL CAMINO AL PSME: LA MOVIDA AZUL, EL PRIMER 17S (1985)
La obsesión de APROME por conseguir, o según ellos, mantener una Melilla “racialmente europea y española” (en palabras de su vocero don Armando Robles), derivó en un audaz proceso de construcción de una simbología identitaria melillita, que a la postre se impuso.
Dentro de este discurso en el que lo melillense se identificaba con lo racial y religioso, el día de la Conquista[1] era un símbolo de especial relevancia. Antes de 1985, los 17 de septiembre los ultraderechistas de APROME, que gustaban en ser llamados nacionalistas, conmemoraban el desembarco de las tropas de la Casa de Medina Sidonia en la ensenada de Los Galápagos. Lo hacían encendiendo luminarias desde La Alcazaba. El investigador don Enrique Delgado Jiménez, afinando, atribuye la idea al señor Amalio Jiménez Segura, la cabeza pensante del nacionalismo melillita.[2]
Lo que hasta entonces estaba reducido a los márgenes políticos ocupó centralidad desde 1985. Aquel año resultó especialmente relevante en este proceso identitario, al circular los primeros borradores de estatuto para Ceuta y Melilla. Desde el Gobierno de don Felipe González Márquez se planteaba dotar a ambos Ayuntamientos de una autonomía limitada, sin potestad legislativa, lo que en la práctica nos alejaba del modelo autonómico general y fue percibido por caballas y melillitas como una auténtica tragedia y cesión a Marruecos.[3] En ese contexto se hacía necesario reivindicar una identidad melillense españolísima que pudiera institucionalizarse, y desde principios de los ochenta la vanguardia que moldeaba esa identidad eran los nacionalistas, como señaló Fernando Belmonte Montalbán (2011).
Así, en septiembre de 1985, dos asociaciones de vecinos, el Centro Hijos de Melilla y la Peña Flamenca,[4] más algunos particulares, solicitarán hacer un homenaje el 17 se septiembre de 1985 (el día de la Conquista) a la bandera propuesta como bandera autonómica de Melilla, la bandera azul. Como demostrará el protagonismo de los militantes de APROME en el fervorín, el acto parecía ser un paso más en el proyecto nacionalista.
El acto cogerá de improviso al PSME, pues el Consejero de Festejos, el señor Francisco Narváez López, Culi, anunciaría que no iría y el Senador don Miguel Ángel Roldán, incluso arremetería contra el acto por considerarlo una provocación de “asociaciones no políticas” contra los musulmanes -sic-. En esta ceremonia de la confusión, el Alcalde don Gonzalo Hernández, dará un golpe de efecto subiéndose al carro del acto para darle una apariencia institucional. El refuerzo institucional que prestaron los socialistas a los nacionalistas hará que su fervorín fuera todo un éxito, asistiendo 5.000 vecinos.[5] Con Majorettes y tambores, las asociaciones de vecinos marcharán desde la Plaza del Comandante Benítez hacia la Plaza donde el falangista don Francisco Mir Berlanga, militar golpista, Alcalde, Delegado del Gobierno y padre espiritual de APROME, había establecido 15 años antes la estatua al comendador don Pedro de Estopiñán y Virués.
Reveladoramente, el hijo del líder de APROME, don Juan Díaz de la Cortina, será el que lleve plegada en una bandeja de plata la bandera azul autonómica que se izaría, y al discurso del Alcalde, acompañaría otro del ideólogo nacionalista don Amalio Jiménez, el inspirador de la institucionalización de la celebración del día de Melilla. El nacionalista, en términos totalmente incendiarios, arremetería contra los traidores que no fueron y concluiría con una referencia a la fórmula pronunciada en las Cortes al Príncipe don Juan Carlos de Borbón, cuando en 1969 juró lealtad a los Principios del Movimiento Nacional:
“A los que aquí estamos que Dios y la Patria nos los premien y a los que no están, Melilla y la historia se lo demandarán”
Para no haber duda del hito que suponía para los ultraderechistas su celebración, apoyada ahora por todos los melillitas, baste revisar el discurso de Amalio Jiménez durante el acto:
“Melillense, hoy 17 de septiembre de 1985, iniciamos un movimiento que debemos convertir en tradición.”[6]
Los socialistas del IV Congreso, que en mayo suspendían de la militancia al musulmán Omar Duddú (por denunciar en El País las condiciones en las que vivían los melillenses imaziguen), aparecerían en septiembre arrodillados ante la extrema derecha. El fervorín reafirmó la bandera azul como bandera autonómica, dentro de una Melilla nacionalista, en la que se concebía y denunciaba abiertamente a los moros como un problema a “solucionar”. El macabro plan de solución final a este problema se anunciaría dos semanas después, cuando el Delegado del Gobierno, el socialista don Andrés Moreno Aguilar, anunció que a los musulmanes de Melilla se les aplicaría la Ley de Extranjería porque estaban en un país que no era el suyo. La ultraderecha había fagocitado toda alternativa política y a los imaziguen sólo les quedaba el camino de la resistencia civil no violenta, siendo uno de ellos, Omar Duddú, el más adecuado para dirigirla y entrar a escribir una página gloriosa en la historia de Melilla.
CITAS DEL AUTOR
[1] Aunque mantendremos la nomenclatura oficial, creemos sobradamente demostrado por Villalba González (2008) que los hechos conmemorados ni siquiera pudieron constituir una conquista estricto sensu. Además, su celebración antes de la popularización de los años ochenta es más bien rara. Cfr. El Telegrama del Riff. Edición de 17 de septiembre de 1922.
[2] En busca del Día de Melilla | El Alminar de Melilla
[3] La amenaza de la ‘cuenta atrás’ | España | EL PAÍS (elpais.com)
[4] Esta asociación llevaba desde finales de los años cincuenta denunciando lo que advertían como “problema musulmán de Melilla” y de hecho se enorgullecían de ser el precedente de APROME. Vid. El Telegrama de Melilla. “El manifiesto de «APROME» tuvo antes un antecesor -sic- en el del «Centro de Hijos de Melilla». 3 de febrero de 1979.
[5] Como si fuera el milagro de los panes y los peces, esta masiva cifra se multiplicará colosalmente por nueve sólo tres meses después, cuando las asociaciones de vecinos, respaldados ideológicamente por APROME e institucionalmente por el PSME movilicen a casi al 90% del censo de la ciudad para la aplicación de la Ley de Extranjería en Melilla.
[6] Diario Melilla Hoy, edición de 17 de septiembre de 1985.
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