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Merche González: «Ahora es cuando va a venir lo duro porque (los turcos) empezarán con la desesperación en la fase de reconstrucción»

La voluntaria de la ONG de Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE), la melillense Merche González

MELILLA HOY entrevista a esta voluntaria melillense de la ONG IAE (Intervención, Ayuda y Emergencias) que ha estado trabajando en las labores de ayuda y rescate de personas tras el fuerte terremoto que ha asolado Turquía y Siria con más de 30.000 fallecidos y miles de heridos.

– ¿Cómo surgió el hecho de viajar a Turquía a ayudar en las labores de rescate tras el terremoto?

– Nosotros en la ONG estamos preparados para poder salir en las primeras 24 horas. Llevamos muchos años trabajando y para nosotros es fundamental poder tener esa respuesta inmediata y poder salir hacia la zona para trabajar cuanto antes.


Entonces, (el lunes pasado) por la mañana muy temprano, nos llega la noticia del terremoto, miramos datos y ya, desde Valencia, se decide hacer lista de los voluntarios que están disponibles para salir y se empieza a trabajar para lo que es la salida. Mirando billetes, si el país está pidiendo ayuda y de qué tipo, si dejan entrar a los equipos de rescate… Y todo precipitado como has podido ver.

– ¿Qué panorama te encontraste cuando llegaste a Turquía?

– Llegamos de noche, sobre las 12 o las una de la mañana, a la ciudad donde nos asignaron para trabajar: Adiyamán. Es una ciudad de unos 330.000 habitantes y, conforme íbamos entrando, a la salida vamos entrando con los vehículos y ya, a las afueras de la ciudad, se iba viendo la destrucción y cómo había afectado el terremoto. Ya cuando llegas al centro de la ciudad es una gran catástrofe.


Ha sido demasiado fuerte. Muchísimos edificios colapsados, otros muchos en pie pero con muchísimos daños. El 95% de los edificios que siguen en pie hay que demolerlos.
De hecho, en otros terremotos, si ves que hay población que vuelve a entrar en sus casas y aquí no, aquí todo el mundo estaba fuera, en la calle.

– Hay que tener en cuenta que, tras el primer seísmo de 7’8, le siguió otra réplica igual de intensa de 7’4, que no es baladí

Sí, esa zona es altamente sísmica, de hecho, ya han surgido tres terremotos: uno en 1999, otro creo que fue en 2015 y el de ahora. De hecho, el Gobierno de allí regularon lo que son las edificaciones y se tenían que construir con medidas de seguridad antisísmicas, al igual que ocurre en Japón o en Chile, porque, como te digo, es una zona altamente sísmica, pero, por lo visto, no se han producido de esta manera estas situaciones y se han perdido ciudades enteras.

– ¿Qué labores hacías diariamente?

– Nos llevaban directamente a los sitios que estaban colapsados y nos decían que podía haber personas sepultadas porque tenían comunicación con esas personas y trabajaban tanto los equipos caninos para poder localizar a esas personas o, directamente, con lo que son herramientas electrónicas como microcámaras que tienen unos sensores de sonido y de vibraciones que son súpersensibles y pueden detectar cualquier sonido o cualquier movimiento.
Y también con herramientas de cualquier tipo, incluso nuestras manos, para desescombrar. Ha sido un trabajo continuo y no se ha parado de encontrar a personas con vida.

– ¿Qué ha sido lo más difícil durante los días en los que has estado trabajando allí?

– Lo más duro, de primeras, ha sido ver a la población que está en la calle en unas condiciones climatológicas súper duras. La noche en la que llegamos había estado lloviendo y nevando, y estamos a temperaturas de -10 o -12º C y la población estaba en la calle con tiendas de campaña improvisadas con mantas y sábanas. Y después es súper duro ver a pies de los edificios colapsados a los familiares viendo cómo se está trabajando y deseando saber qué es lo que pasará con sus familiares. Dan las noticias de que allí de que no se escucha nada y que puede que no estén con vida.

Durante la semana que ha estado en Turquía junto con otros 11 voluntarios españoles, González ha participado en labores de rescate de supervivientes sepultados bajo los escombros

– ¿Se tiene la percepción en Turquía de que Melilla y España son lugares muy solidarios?

– La población de allí con nosotros y los equipos de rescate se comportan genial. Además, ellos necesitan también necesitan en ese momento que alguien les está ayudando y que están haciendo algo por ellos, tanto a la hora de salvar vidas como también necesitan un desahogo, o el ver caras nuevas que vienen desde muy lejos a echar una mano. Eso es un aliento de esperanza para ellos.

Después, el pueblo turco se ha portado genial con nosotros. El campamento base lo teníamos al lado de un parque y cuando llegamos allí había población y la gente estaba acampada. Fuimos el primer equipo de rescate en llegar y se volcaron con nosotros y, después, con todos los demás equipos que fueron llegando dándonos comida, agua, etc. Simplemente con una mirada te agradecían el que estuvieras allí.
Y después con los familiares que estaban a pie de escombro igual, se han comportado con nosotros de una manera genial sin momentos de tensión ni de nerviosismo, han entendido nuestro trabajo perfectamente, la desesperación también hacía que te llamaran de otras zonas y de otros edificios porque sabían que llevabas herramientas o que los perros podían dar con la persona que estaba allí atrapada.

Entonces, nosotros también tenemos que saber cómo actuar en esos momentos. La cultura es distinta, tienes que trabajar con mucho respeto, tienes que estar con los familiares y con la población siempre con mucho respeto, etc.

En definitiva, la población se ha portado genial. Ahora es cuando va a venir lo duro porque empezarán con la desesperación en la fase de reconstrucción que es la que viene ahora, tendrán muchísimas carencias y lo que hay que hacer es ayudar un poquito en estos momentos.

– ¿Crees que tardarán mucho en volver a la normalidad?

– Por lo que hemos podido ver, muchísimo (van a tardar) para volver a una normalidad. Hoy (por el lunes) hace una semana del terremoto y ahora mismo la población está en la calle con sus necesidades básicas cubiertas: ya tienen tiendas de campaña, alimentos, ropa, etc. Pero claro, no pueden continuar así mucho tiempo, les tendrán que dar un cobijo.
Esas personas no van a empezar a tener mañana una rutina del día a día, como ir a trabajar o ir al colegio. No va a ser posible.


El 90% de los edificios se Adiyamán que están en pie están para derruir. Es completamente comenzar una ciudad desde cero. Simplemente el desescombro de esa zona va a ser brutal. Yo creo que instalarán en otras zonas a la población porque allí es prácticamente imposible.

Miguel Rivas

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