Un vistazo al taller de sastrería Baratech en Melilla, donde se confeccionaban trajes a medida.
Por Farid Mohamed
Durante gran parte del siglo XX, Melilla fue una ciudad hecha también a puntadas firmes, a hilo encerado y a telas recién planchadas. Desde los años 20 hasta bien entrados los 90, la ciudad llegó a contar con más de una veintena de sastrerías que confeccionaban trajes a medida para militares y civiles. Aquellos talleres fueron durante décadas auténticos templos del oficio, del orgullo profesional y de la vida social melillense.
En estas sastrerías, cada uniforme con galones, cada abrigo o traje de calle salía de manos expertas tras exhaustivas pruebas, minuciosos ajustes y muchas horas de trabajo artesanal. Los sastres no solo medían, cortaban y cosían: aconsejaban, remendaban, solucionaban lo imposible y establecían vínculos duraderos con generaciones de clientes. Sus locales vibraban con el compás de las máquinas de pedal, el chasquido de las tijeras, el vapor de las planchas y las conversaciones que llenaban el ambiente.
Eran, en definitiva, lugares donde se trabajaba y se convivía; talleres y tertulias en los que se tejía también la memoria cotidiana de la ciudad.
Hoy, aquellas sastrerías tradicionales pertenecen al recuerdo. La jubilación de sus dueños, la falta de relevo generacional y la irrupción de la confección industrial fueron apagando, una a una, estas pequeñas fábricas de estilo y cercanía. Lo que un día fue parte del paisaje habitual de Melilla es ahora una estampa casi nostálgica.
Este homenaje pretende recuperar sus nombres, sus direcciones y su legado, y recordar a quienes vistieron con dignidad y maestría a toda una ciudad. La lista es amplia y emotiva:
Sastrería Albino (don Ángel), calle Pareja, 8 • Sastrería Cuadrado, calle Reyes Católicos • Sastrería Baratech, plaza Héroes de España • Sastrería Arango Hermanos, calle López Moreno, 20 • Sastrería Rabaneda, plaza del Comandante Benítez • Sastrería Garnica, calle García Cabelles • Sastrería Roan, avenida de los Reyes Católicos • Sastrería Castilla, calle La Legión, 15 (con inicios en calle Castilla, barrio del Real) • Sastrería Elite, también en calle Ejército Español • Sastrería Camarero • Sastrería La Hawilland (A. Rodríguez Castillo), calle Severo Ochoa, 3 • Gran Sastrería Ricardo Fius, avenida Alfonso XIII, 6 • Sastrería Francisco Lahoz, calle Joaquín Acosta, 1 • Sastrería y Pañería Manuel Varela Carvajal, calle O’Donnell, 35 • Sastrería J. Sabio, avenida Juan Carlos I, 14 • Mi Sastre, avenida Chacel, 3 • Casa Bautista, avenida Juan Carlos I, 29 • Sastrería Zapata, calle José Antonio Primo de Rivera • Sastrería Merkur, calle Reyes Católicos, 50 • Sastrería Atlántida, avenida Alfonso XIII, 8 • Sastrería Garnica, calle García Cabrelles, 2.
Algunas de ellas, como Baratech o Elite, cambiaron de ubicación con el tiempo. Otras vivieron años de esplendor antes de cerrar discretamente sus puertas. Pero todas, sin excepción, forman parte de una Melilla que permanece viva solo en la memoria de quienes cruzaron sus mostradores.
Este reportaje quiere rendir homenaje a aquellos sastres que, con su aguja, su tiza, su plancha y su maestría, contribuyeron a tejer la historia silenciosa de la ciudad. Su legado permanece en las prendas conservadas, en las fotos antiguas y en los recuerdos de miles de melillenses que encontraron en sus talleres algo más que un traje: encontraron un hogar hecho de oficio y humanidad.
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Melilla, una ciudad de sastres y trajes a medida
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