Ilustración humorística de un partido de baloncesto entre Melilla y CAM.
Carta del Editor Melilla Hoy
5/10/2025
Enrique Bohórquez López-Dóriga
Leo en El Mundo un artículo sobre El Crecimiento Económico Regional en España, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En el apartado “PIB per cápita por CCAA”, observo que Madrid es la Comunidad que tiene el mayor PIB per cápita, 44.755 euros… mientras Melilla es la última (sin, además, ser Comunidad Autónoma), con 21.128 euros, por detrás incluso de Ceuta, la segunda peor, con 23.229 euros per cápita. La media europea -países pobres y ricos incluidos- es de 40.000 €.
He escrito mucha veces que Melilla podría se un ciudad parecida a Mónaco, por tamaño, clima, situación geográfica, historia, etc. La renta per cápita de Mónaco -que tenía 38.631 habitantes, en 2024- fue, en el año 2023: 256.580 dólares (218.674 euros), más de ¡10 veces! la de Melilla.
Madrid es la Comunidad que tiene el mayor PIB per cápita, 44.755 euros… mientras Melilla es la última de España (sin, además, ser Comunidad Autónoma), con 21.128 euros
¿Debemos seguir siendo la comunidad más pobre de España? No, evidentemente. ¿Debemos seguir haciendo lo que estamos haciendo? No, por supuesto. Pero la gran pregunta es: ¿vamos a cambiar radicalmente? La repuesta que se me ocurre -que creo que coincidirá con la de la inmensa mayoría de los melillenses- es muy triste.
En nuestro Semanario, económico, QUEZ, del domingo pasado, con el título de “El espejismo económico de Pedro Sánchez”, decíamos que “lo que el presidente presenta como un cohete económico no es más que un espejismo construido sobre deuda, impuestos y pérdida de poder adquisitivo (lo hogares cargan con una presión fiscal inédita, más de 160.000 millones en subidas de impuestos y cotizaciones). España no necesita un relato propagandístico, sino un gobierno que afronte con seriedad la pérdida del poder adquisitivo, el desempleo estructural y la creciente desigualdad”.
Lo que decimos sobre la economía española es, en gran parte, aplicable a la melillense. Melilla es una ciudad comunista , en el sentido profundo del término, en el sentido de que casi todo aquí es público o depende de lo público. Así, el crecimiento económico es absolutamente imposible y cualquier posibilidad de poder empezar a parecernos a Mónaco es una utopía, un plan imposible de realizar con los mismos mimbres.
La realización de la mayoría de nuestras esperanzas depende de un rápido progreso económico, escribió Hayek (premio Nobel de Economía en 1974) en su famoso libro “Camino de servidumbre”. Melilla necesita, desesperadamente, un rápido progreso económico. ¿Lo podremos conseguir a base de gestión pública: Burocracia lenta y costosa. Incentivos débiles para la innovación. Clientelismo y falta de responsabilidad en el uso de recursos? No, como el sentido común y nuestra propia experiencia melillense nos demuestra. ¿Lo podríamos lograr abandonando el comunismo económico y apoyando la gestión privada, cuyas características son: Incentivos claros a la eficiencia. Flexibilidad y adaptación al cambio. Orientación al cliente (consumidor)? Es el único camino…para salir del “Camino de servidumbre” e ineficacia en el que nos hallamos.
También es importante tener siempre en cuenta que nunca ha existido una democracia en libertad y próspera en ausencia de medios libres e independientes, como dice Martin Baron, ex director de The Washington Post, el periódico que destapó lo del Watergate, que terminó con la presidencia de Nixon. Ya habían dicho: la verdad os hará libres (Evangelio de Juan).
Han pasado 8 días desde que, el 28 de septiembre, publiqué mi Carta titulada “Melilla: Ser Comunidad Autónoma es vital”. No ha habido ni un solo movimiento por parte de la Asamblea de Melilla, gobierno u oposición en el sentido de avanzar hacia la consecución de ese objetivo vital
Posdata
Han pasado 8 días desde que, el 28 de septiembre, publiqué mi Carta titulada “Melilla: Ser Comunidad Autónoma es vital”. No ha habido ni un solo movimiento por parte de la Asamblea de Melilla, gobierno u oposición en el sentido de avanzar hacia la consecución de ese objetivo vital. Hay que suponer que siguen “estando en ello”, mientras la ciudad bate récords de pobreza, según he comentado más arriba, en esta Carta. Así que insistiré, e insistiré.
Y no quiero recibir el Premio Nobel a la insistencia, ni me lo pregunto, como Trump. ¿Recibiré el Premio Nobel (de La Paz)? se preguntaba hace unos días el presidente de Estados Unidos. Por supuesto que no, se autocontestaba. Se lo darán a algún tipo que no ha hecho absolutamente nada, añadió. Modesto no es, ciertamente.
Me gustan mucho los artículos de nuestro colaborador Fernando Vega: defiende, mucho y bien, la economía española. También me gustan, mucho, los de todos los demás colaboradores, que hacen grande el periódico.
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Melilla: la renta per cápita más baja de España
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