La Consejería de Medio Ambiente y Naturaleza ha procedido en los últimos días a la limpieza del charco de agua teñido de color rosa y púrpura que se formó hace más de una semana en la desembocadura del Río de Oro, fruto de la mezcla de las aguas fecales que se acumulan en la desembocadura después del último vertido junto con la sal del agua marina, según explicó la asociación ecologista Guelaya, y que tanta expectación ha creado en la ciudad.
Así lo ha confirmado en rueda de prensa el titular del área, José Ronda, que explica que están limpiando toda esa zona y revisando la cántara de la planta de la estación de bombeo. Asimismo, afirma que están realizando una serie de movimientos de tierra para “abrir la desembocadura del río” para que éste continúe su cauce natural.
“Se va a quitar toda la arena y dejar la desembocadura abierta para que el mar pueda entrar y salir y que el río tenga su continuidad”, explica.
Así, confía en que en un par de semanas esté “todo en condiciones”.
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