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“Me fui porque quería conocer mundo, tener oportunidades que en ese momento Melilla no me podía ofrecer”

Nora A. Boaza regresa a Melilla, aunque no físicamente sino a través de los artículos, que publicará en este periódico. Desde hace más de una década dejó su tierra para vivir sus sueños, que le llevaron a ciudades como Lérida, Zaragoza, para terminar recalando en La Carlota (Córdoba). En esta entrevista nos cuenta cómo ve su ciudad natal desde la distancia, sus proyectos en las letras, sus inquietudes y su visión de la vida con una pandemia mundial acechándonos.

Buenos días, definirme es algo que no me corresponde a mí, porque creo que cuando alguien habla de sí mismo, se vincula al ego y eso no va con mi personalidad. Prefiero que la gente me vaya descubriendo, pero siempre digo… “Ni soy todo lo que ves, ni ves todo lo que soy”.

Empecé a escribir desde niña, era una forma de escapar de mi realidad y de evadir los problemas que me rodeaban. Luego la experiencia de la vida, me llevó a reflexionar en voz alta y practicar la auto ayuda de forma altruista. Viendo la respuesta y lo que transmitía a las personas, decidí publicar mis reflexiones y visionar así de forma positiva, los temas que preocupan, limitan o emocionan a la sociedad actualmente.

Mi temática preferida es La Educación Emocional, aplicada a la integración social y desarrollo de las habilidades sociales, que cualquier persona pueda necesitar en todas sus variantes.

Ya es un sueño que estoy trazando, hace muchos años que he guardado esa ilusión, será como un legado…hay mucha gente esperando por él, ya que será una experiencia y un ejemplo de vida, que no dejará indiferente a nadie.

Soñar en grande…quería conocer mundo, tener oportunidades que en ese momento Melilla no me podía ofrecer y con ello, romper las limitaciones que tuve que vivir estando allí.

Después de estar en Lérida y Zaragoza viviendo, llegué a Córdoba la bella…e hice de mi hogar, el pueblo de La Carlota. Un pueblo rico por la humildad y hospitalidad de su gente, pueblo colono lleno de cultura y tradiciones que conocer, dentro de un paisaje rural lleno de encanto y una gran afición al deporte. Aquí soy feliz, pero extraño mucho mi tierra.

Este año pasará por habernos marcado a todos, pero también por haber sacado lo mejor de nosotros mismos. Debemos seguir adelante, y mirar de reojo lo pasado, solo para acordarnos lo que nos ha enseñado.

Nora sigue siendo la misma, mis prioridades no han cambiado y mis sueños no han caducado, así que sigo mi camino…

Salud, ser conscientes de que vivimos bajo el mismo cielo y humanidad.

Daros las gracias por la oportunidad, hoy comienza una nueva aventura y espero que los lectores encuentren una puerta abierta a través de mí.

Hay algo que no cambia y siento impotencia cada vez que sale en las noticias: “la frontera”

Melilla ha dado un cambio bastante considerable a la que dejé… está más avanzada en educación y con más recursos a la hora de enfrentar la integración social. También veo que la apuesta por el deporte en la ciudad y las competiciones internacionales, están siendo una llave para abrir a la ciudad al turismo. Negativamente, hay algo que no cambia y siento impotencia cada vez que sale en las noticias: “la frontera”. Me da pena la imagen que sacan siempre de Melilla, como si la ciudad fuera solo los puestos fronterizos, cuando Melilla es preciosa, un ejemplo de convivencia, respeto y tolerancia, entre las cuatro culturas que la enriquecen y más…

Lo que más echo de menos es mi familia, mi Barrio del Real y su gente, el privilegio de salir de casa y en diez minutos estar frente al mar… La comida típica de ahí, podría seguir…pero lo resumo diciendo que la “tierra tira”.

El mar sin duda me lo traería a Córdoba, después de mi familia…es lo que más extraño, aunque podía enumerar muchas cosas más.

Mustafa Hamed

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