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Matrimonio no convivencial

Imagen de Melilla

Por: Francisco E. Fernández 

Hace días salió publicado en un medio de comunicación, que Melilla es la Autonomía donde existen menos divorcios. En lo que va de año solo ciento veintiséis. El porcentaje de otras autonomías españolas es muy superior. Y lo que más me impresionó es que el setenta y cuatro por ciento de los mismos son todos de común acuerdo, sin olvidar las separaciones que se hacen en las mismas condiciones. O sea, que si sumamos ambos porcentajes, las parejas que se separan de común acuerdo superan de largo el ochenta por ciento.

 Lo cierto, es que un servidor no sale de su asombro cómo una pareja que puede acordar de forma tan civilizada una separación, no sea capaz mediante acuerdos cotidianos de impedir dicha situación. Porque la separación de dos seres que se unen ilusionados es siempre una tragedia, sobre todo si se tienen hijos…Un hijo que un fin de semana ve a su papá con otra mujer que no es su mamá y viceversa debería de tener cierto apoyo psicológico, porque no crece enteramente feliz. Eso hay que tenerlo por seguro.

 Desde mi perspectiva, y siempre con un talante creativo a la hora de escribir para que todo mejore, pienso que los convenios reguladores que se realizan de «común acuerdo» deben ser revisados por la pareja y por el Juzgado; me refiero solo a los divorcios de mutuo acuerdo…¡Claro!

Durante el Imperio Británico, los ingleses tuvieron la oportunidad de conocer diferentes costumbres y sacar lo mejor de ellas. Una de estas costumbres es la del matrimonio islámico «Misyar», (del viajero o visitante). En este matrimonio la mujer cuando tenía una mala convivencia con su marido o las circunstancias no eran las mejores para un Nikah (matrimonio convencional) podía rechazar sus derechos a ser alimentada, a estar en casa del marido de forma obligada y tener así cierta independencia; puesto que en misyar las autoridades se la concedían. En este régimen matrimonial el marido va solo un tiempo concertado a convivir con ella.

 En la actualidad, el mundo anglosajón importó este modelo y tiene lo que se denomina parejas LAT (living aparted together), es decir, estando juntos pero viviendo separados. Y al parecer los resultados están siendo realmente exitosos, (22%) porque ambos se quieren a pesar de no poder convivir…Incluso por cuestiones laborales y no de mala convivencia.

 Desde mi perspectiva, aquellas personas que se quieran divorciar o estén en trámites de divorcio, deberían de separarse y darse un tiempo solos. de cuatro a seis meses. Y después vivir cada uno en su casa pero juntarse los fines de semana. Esto, si no hay hijos, deberían hacerlo los conyugues libremente, y al paso del tiempo, que no nos prometan cosas…-voy a cambiar, te juro que eso no sucederá-… «No va a cambiar nada, si vuelves, las cosas vuelven a su sitio y nada más:  regresas a los mismos problemas». Pero si regresas de otra manera, las ilusiones se renuevan, se desea que llegue el fin de semana para estar con la persona amada. Nos chateamos todos los días con ella y los hijos y viceversa para ver como ha o han pasado el día… Es otro estilo de ser feliz.

 Si hay hijos, entonces se debe de firmar un convenio regulador de separación «temporal» para dejar las cosas claras sobre los turnos del trato con los hijos: firmar algo formaliza nuestra responsabilidad. Y pasado un máximo de seis meses, se renueva la unión pero sin convivir a diario. Después basta con ir al Juzgado para actualizar el libro de familia y poner MATRIMONIO EN RÉGIMEN NO CONVIVENCIAL.

 No olvidemos que nosotros rehacemos nuestras vidas, pero quien pierde son nuestros hijos y no es lo mismo vivir solo, que estar solo. Desde mi perspectiva, hay una gran diferencia.

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Redacción

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