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¿Marruecos nos pone a prueba de nuevo?

inmigrantes celebran la entrada a Melilla

Melilla ha sufrido tres saltos a la valla en 11 días, que se traducen en cerca de 400 entradas irregulares. Son casi tantas como las que se han registrado en los seis primeros meses del año, ya que, entre el 1 de enero y el 30 de junio, fueron 474 los inmigrantes que consiguieron pasar a la ciudad, de acuerdo con los datos que ofrece quincenalmente el Ministerio del Interior.

Ante esta situación, cabe preguntarse si Marruecos nos estará poniendo a prueba de nuevo. Más concretamente, al Gobierno de Pedro Sánchez, cuya remodelación tuvo lugar justo dos días antes de que se elevara la presión sobre la valla melillense. Entre esos cambios en Moncloa hubo uno que nos afecta especialmente, y es el del titular del Ministerio de Asuntos Exteriores. José Manuel Albares sustituía a Arancha González Laya, cuya labor ha sido para olvidar en lo que se refiere a las relaciones con Marruecos.

Ha cogido el relevo el ministro que acompañaba en el Falcon al presidente Pedro Sánchez el día que decidió que era una buena idea hacerse un book fotográfico con las gafas de sol puestas a lo Top Gun. José Manuel Albares cogió el maletín de ministro diciendo que Marruecos era un “gran amigo”, dispuesto a intentar recuperar en el terreno diplomático todo lo que su predecesora, con una gestión torpe e inexperta, ha echado a perder.

Pero al otro lado de la valla parece que, más que bonitas palabras, prefieren dar una vuelta de tuerca a ver hasta dónde puede llegar una tensión hispano-marroquí que perjudica a quienes estamos justo al lado, es decir, Ceuta y Melilla. Y podríamos estar asistiendo, a base de saltos masivos prácticamente consecutivos, a un nuevo episodio del hostigamiento del país vecino, como ya hemos vivido en otros momentos del pasado reciente.

Quizá una prueba de ello podría ser que la Delegación del Gobierno, en su comunicado tras el importante salto a la valla que hubo ayer, no habló en ningún momento de que hubiera cooperación de las fuerzas de seguridad marroquíes, al contrario de lo que había venido ocurriendo en los anteriores, incluso en los dos de la semana pasada. Cierto es que esa colaboración, por mucho que lo dijera la Delegación del Gobierno, era dudosa, a la vista de los hechos. Pero ayer, ni siquiera eso, algo que también se confirma con las imágenes del salto difundidas desde suelo marroquí.

La realidad nos dice que vivimos una fuerte presión migratoria, que ayer tuvo lugar el salto récord de la era Sánchez, solo equiparable a los de la peor época de El Barkani como delegado, y que tenemos al vecino cabreado, lo que tampoco ayuda a que disminuya esa presión, sino todo lo contrario. Igual desde el PSOE insisten en quitar hierro a esto, como lamentablemente hizo su secretaria general la semana pasada diciendo que es que en Melilla “estamos acostumbrados” a los saltos a la valla. A otro perro con ese hueso.

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Redacción

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