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Malena: “He sido testigo de la desaparición por completo de nuestro querido Parque Lobera"

Una ciudadana, Malena, ha dirigido un escrito con el título ¡Qué barbaridad! sobre el estado del Parque Lobera de Melilla. Dice textualmente así: “Todas las mañanas cuando me asomo a mi terraza, exclamo: ¡qué barbaridad! ¡qué despropósito! ¡qué destrozo! ¡qué crimen! Pues sí melillenses, estoy consternada, apenada cuando cada día de obra, he sido testigo de la desaparición por completo de nuestro querido “Parque Lobera". He sido espectadora de la tala abusiva de pinos ancestrales, de árboles de distintas especies, ¡a bocajarro!, sin ningún tipo de contemplación. Y me pregunto: – ¿dónde estaban todas aquellas asociaciones, que se les llena la boca defendiendo el medio ambiente? Pues sí me reitero, aquel " Parque Lobera" de antaño, con aire romántico, quizás algo decadente, bucólico, sombrío que rezumaba antiguo; dónde los recién casados acudían junto al fotógrafo a perpetuar su amor de aquella fecha tan señalada; donde niños y niñas de comunión se hacían su reportaje, luciendo sus trajes y día inolvidable.

Dónde de aquellas largas colas de coches con música y gritos tradicionales, en época estival, acudían los novios de bodas morunas, engalanados con sus mejores trajes y llenos de colorido. Aquel maravilloso parque, que fue testigo de tantos eventos y circunstancias; ha desaparecido o mejor aún, se lo han cargado de un plumazo ¡qué osados! Ahora más bien podría servir de escenario, para que el inolvidable Berlanga, rodara sus películas de postguerra o guerra del 36; más que nada porque invito a los ciudadanos a que pasen y lo vean, con sus propios ojos. Más que un parque, quedó convertido en auténticas trincheras de guerra, blocaos; que bien los acuartelamientos podrían utilizar para realizar sus maniobras en adelante.

Quedó convertido en un lugar árido, arenoso, sin vegetación; dónde tan sólo se aprecian piedras y más piedras superpuestas, si ningún sentido ni gusto. ¡Qué barbaridad! me repito una y mil veces, que pena siento, cuando cada mañana lo contemplo tan triste porque el parque está desolado ya que le arrancaron su IDENTIDAD. Tan sólo pido una cosa antes que suceda.

Por favor nuestro querido "Parque Hernández", ni mirarlo, ni tocarlo; porque de seguro acabaría igual y no tendrían perdón de Dios. Hacen y deshacen a su libre albedrio ¿pero quiénes son ellos?”.