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Lucha contra la delincuencia en los bajos fondos marselleses

Por Diego Portillo

Trasteando entre el inmenso (y enormemente desigual en calidad) catálogo de Netflix me encontré este filme francés (BAC NORD. Brigada de Investigación Criminal) que comencé a ver sin enormes expectativas, atraído por la temática del mismo, su “basado en hechos reales” y su comedida duración.

El filme cuenta la historia de tres policías marselleses que usan métodos a veces un poco cuestionables en su lucha contra el crimen y la droga en los bajos fondos. Estos métodos hacen que a veces se difumine la línea entre los buenos y los malos, como tanto gusta definir a veces a la gente a los personajes de las películas, creando personajes más complejos y con más aristas e invitando al espectador a reflexionar sobre temas candentes en la sociedad actual como la corrupción, la falta de recursos policiales o la impunidad de los malhechores.

Lo primero que llamó mi atención fue el uso del montaje y los efectos sonoros, pues el director y guionista Cédric Jiménez tiene un estilo propio, jugando constantemente con el contraste entre una escena con efectos ruidosos y enorme acción y otra mucho más calmada y silenciosa. Entendiendo la acción como originariamente en el teatro griego, acción dramática, no tiros, explosiones y coches volando que es lo que entendemos mayoritariamente en la actualidad por acción. Este tipo de acción también la tenemos en la película aunque lo importante es la evolución de los tres policías protagonistas a lo largo del metraje.

El director maneja estos contrastes a la perfección, elevando la categoría del filme gracias a su montaje preciso, cortando las escenas de manera que genera incomodidad en el espectador por el mero hecho de dejar acciones inacabadas en medio de una acción intensa mientras nos lleva a otros eventos aparentemente mucho menos interesantes que lo que nos acaba de interrumpir.

Los tres protagonistas cumplen a la perfección, dando la sensación realmente de que son tres amigos de toda la vida que se apoyan en los momentos difíciles y que tienen un entendimiento enorme entre ellos debido a su longeva amistad. Gilles Lellouche interpreta al líder del escuadrón, justo y comprometido aunque consciente de que a veces hay que difuminar las reglas para conseguir su objetivo como policía. François Civil es el joven y metódico Antoine, encargado de recibir los chivatazos. Y Karim Leklou interpreta al comprometido pero temeroso de las consecuencias si algo sale mal Yassim, quien tiene una familia que cuidar que es su principal prioridad. 

Los secundarios, sin embargo, son algo más irregulares, teniendo extremos como la portentosa interpretación de Kenza Fortas, quien realmente parece una traficante acostumbrada a las calles por su naturalidad y desparpajo, o la desaprovechada a mi juicio Adèle Exarchopoulos, quien saltó a la fama para el gran público por la multipremiada “La vida de Adèle” y que aquí cumple como la atormentada mujer de uno de los protagonistas pero no llega a explotar todo el potencial del papel dramático que tenía en su manos.

Las escenas de acción, aquí si entendida como tiros y peleas, están rodadas con brío, cámara en mano, lo que nos introduce en la locura de las redadas y el día a día de esta unidad policial de manera más realista y cercana, permitiéndonos empatizar mucho mejor con los tres protagonistas al entender el riesgo al que se exponen a diario por un sueldo miserable. A esto ayudan los lugares elegidos por el departamento de localizaciones así como la fotografía sucia y realista de los bajos fondos marselleses.

En definitiva estamos ante una película que, tratando un tema visto en múltiples ocasiones, consigue generar interés por la naturalidad que desprenden los actores así como los lugares elegidos, dando una mayor sensación de cercanía para el espectador. Además, su corta duración, apenas 1 hora y 40 minutos, la hacen perfecta para una tarde o noche en que no dispongamos de excesivo tiempo que dedicar a la televisión pero queramos ver un filme entretenido y de calidad.

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Lucha contra la delincuencia en los bajos fondos marselleses

Redacción

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