El trabajo en cárceles españolas, donde más del 20% de los 55.000 reclusos están empleados, busca fomentar la reinserción social mediante actividades que aportan habilidades y una pequeña remuneración, aunque surgen críticas por la falta de cotización a la Seguridad Social.
Para poder obtener una remuneración deben realizar determinados trabajos dentro del centro penitenciario
La cárcel, pese a ser un castigo que recae sobre personas que han cometido crímenes de diferente naturaleza, tiene, o debería tener, como gran objetivo la reinserción de los presos.
En los centros penitenciarios se procura proporcionar a los reclusos las herramientas necesarias para cambiar/mejorar su comportamiento, adquirir habilidades y valores positivos y poder retornar a la sociedad. Se intenta que los presos lleven entre rejas una vida lo más normal posible, teniendo en cuenta el grado en el que se encuentren.
Para que lo anterior sea posible, los presos tienen la posibilidad de realizar actividades deportivas o también la opción de trabajar. Los empleos que pueden desarrollar los presos en los centros penitenciarios (o en empresas externas) les van a proporcionar experiencias y habilidades que les puedan servir una vez salgan de la cárcel. Además, obtienen una remuneración por ellos.
Según datos de Instituciones Penitenciarias de junio de 2024, de los 55.000 presos en las cárceles españolas, más de 11.000 tenían algún tipo de empleo, lo que representa aproximadamente un 20%.
¿Qué tipo de trabajos pueden desempeñar? Las opciones son variadas, ya que pueden ser tanto en servicios de la cárcel (lavandería, panadería), como en empresas externas que colaboran. Los puestos más habituales son: cocineros, panaderos, lavanderos, en talleres mecánicos o limpiando.
¿Cuánto cobran? Cobran entre 3,24 y 5,68 euros la hora, lo que se traduce en aproximadamente unos 200-300 euros al mes. Una cantidad baja, aunque hay que tener en cuenta que en prisión los gastos son mínimos.
Pese a que la retribución es mínima (está por debajo del salario mínimo), hay una gran demanda entre los reclusos. Hay, sin duda, más interés que ofertas disponibles.
Es evidente que el empleo en prisión tiene beneficios. Además, de la retribución económica, afecta positivamente a la salud mental de los presos: les proporcionando una rutina diaria que los prepara para el mundo fuera de la cárcel. También existen críticas a la falta (en algunos casos) de cotización a la Seguridad Social, algo que puede lastrar sus oportunidades al salir.
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Los presos en España pueden cobrar un sueldo mensual
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