Las últimas lluvias y el sol de justicia que ha hecho después han provocado que parte del acantilado de Aguadú se haya resquebrajado, provocando un desprendimiento en el que ayer tuvieron que actuar los Bomberos. Según informaron a MELILLA HOY fuentes del Servicio de Extinción y Prevención de Incendios y Salvamento (SEIPS), a primera hora de la mañana recibieron un aviso de que varias piedras de tamaño considerable estaban cayendo de los cortados, lo que hizo necesario cortar la carretera y hacer un saneamiento descargando en la zona afectada 4.000 litros de agua a presión para que cayeran todas las piedras y cascotes que estaban sueltos. Según explicaron desde el cuerpo de Bomberos, la superficie que se ha visto afectada no es muy grande, pero está muy cerca de la planta desaladora, de modo que los trabajadores tienen que pasar sí o sí por debajo de la zona donde se ha registrado el desprendimiento. Al parecer, el domingo ya empezaron a caer las primeras piedras y se procedió a cortar al tráfico rodado la carretera, medida que ayer la Policía Local volvió a tomar.
De hecho, el vial sigue cortado, aunque tras finalizar la actuación de los Bomberos se balizó la carretera para que los trabajadores puedan acceder utilizando el carril exterior, que está más pegado al acantilado. De este modo, los trabajadores de la planta desaladora podrán pasar y si cae alguna piedra más, lo hará en el carril interno, donde el tráfico está restringido.
No obstante, los Bomberos se aseguraron ayer de sanear los cortados con un cañón de agua, que descargó unos 4.000 litros de agua a presión sobre la pared de piedra para que todos los elementos que estuvieran sueltos cayeran al suelo y, de este modo, quitar lo máximo posible el peligro existente. Para ello, se desplazó al lugar una autobomba, aunque antes de eso se desplazaron al lugar el jefe de turno y la Jefatura de Bomberos para hacer una evaluación sobre el terreno.
Esta actuación permitió la caída de varios cascotes de considerable tamaño, aunque el siguiente paso ya deberá tomarlo la autoridad competente para instalar una tela metálica que contenga futuros desprendimientos o bien proyectar cemento en la zona para asegurarla.
No es el primero
El de ayer no ha sido el primer desprendimiento en la zona de Aguadú. Hace pocos años también hubo otro cerca de la zona de vigilancia de la Guardia Civil. Esto se debe a que el terreno que conforma los cortados es una mezcla de varios tipos de piedra. Las lluvias de hace unos días empaparon el terreno que ahora, con el sol que ha hecho desde el pasado fin de semana, se ha resecado hasta provocar su resquebrajamiento.
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