Los abusos con el personal sanitario son una norma.

La Semana. MH, 14/07/2025

Por: J.B.

 

La precariedad laboral en el sector sanitario español, especialmente entre los trabajadores sin plaza fija, es un problema estructural que afecta a miles de profesionales, con consecuencias significativas tanto para su bienestar personal como para la calidad del sistema sanitario.

Magnitud de la precariedad laboral en la sanidad

 La temporalidad en el sector sanitario español es una de las más altas del mercado laboral. Según datos de 2021, la tasa de temporalidad en la sanidad pública alcanzaba el 40%, casi el doble que en el sector privado (24,6%). En algunas comunidades autónomas, como Cataluña, esta cifra puede llegar al 60% en instituciones como el Instituto Catalán de la Salud (ICS), donde la mayoría de los contratos son interinos, eventuales o de sustitución. En 2015, un estudio de CCOO indicaba que la temporalidad afectaba al 30,48% de las plantillas sanitarias, con variaciones regionales significativas (23,5% en Galicia, 59% en Canarias).

La inestabilidad laboral dificulta decisiones importantes como firmar una hipoteca, alquilar una vivienda o planificar una familia.

En Andalucía, por ejemplo, los sindicatos calculan que unos 300.000 profesionales dependen de la bolsa de empleo temporal sin plaza fija, enfrentándose a una falta de actualización de méritos desde 2021. Esta situación afecta especialmente a auxiliares, enfermeras, médicos, celadores y otros profesionales sanitarios, con un impacto más pronunciado en servicios como urgencias extrahospitalarias, donde hasta cuatro de cada diez profesionales no tienen estabilidad.

Características de la precariedad

La precariedad en el empleo sanitario se manifiesta en varios aspectos:

Contratos de corta duración: En 2014, el ICS firmó 47.807 contratos con una duración de un mes o menos, representando el 84,4% de los contratos realizados en ocho meses. Esta práctica de encadenar contratos temporales, a veces de horas o días, es común y genera inestabilidad constante. Los profesionales sanitarios suelen alternar contratos de pocos días con otros de tres o seis meses, acumulando años sin estabilidad

Inseguridad laboral: La incertidumbre sobre la renovación de contratos es una constante. Por ejemplo, una enfermera entrevistada en 2016 describía cómo se le comunicaba la renovación el último día de su contrato, lo que dificultaba cualquier planificación personal. En Andalucía y Madrid (por ejemplo), los sanitarios en la bolsa de empleo deben estar disponibles para aceptar contratos de un día para otro, bajo amenaza de sanciones que les excluyen temporalmente de nuevas ofertas si rechazan un puesto.

Falta de reconocimiento de méritos: En regiones como Andalucía, la no actualización de la bolsa de empleo desde 2021 ha impedido a muchos profesionales sumar méritos por experiencia o formación, lo que limita su acceso a contratos más estables o a mejores posiciones en la bolsa.

Impacto en la vida personal: La inestabilidad laboral dificulta decisiones importantes como firmar una hipoteca, alquilar una vivienda o planificar una familia. Los profesionales sanitarios reportan casos en los que se les niegan préstamos o tarjetas debido a la proximidad del fin de sus contratos. Además, la necesidad de aceptar turnos de última hora o cambiar de centro de trabajo frecuentemente afecta la conciliación laboral y personal.

Condiciones laborales desiguales: Los trabajadores temporales suelen realizar las mismas funciones que los fijos, pero con menos derechos y peores condiciones. Por ejemplo, son los primeros en asumir cambios de turno o tareas menos deseadas. También enfrentan una menor inversión en formación, lo que aumenta su exposición a riesgos laborales.

Causas estructurales

 La precariedad en el sector sanitario tiene raíces en varios factores:

Falta de ofertas públicas de empleo (OPE): La escasez de convocatorias regulares de plazas fijas ha perpetuado la temporalidad. Durante la crisis económica de 2008-2014, los recortes en gasto público y las restricciones en la tasa de reposición limitaron la creación de nuevas plazas. Aunque se han realizado OPE de estabilización, como las de 2018-2021, los procesos son lentos y no siempre suficientes para cubrir el déficit estructural de plazas fijas.

Abuso de contratos temporales: Una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE en 2016 criticó la práctica española de cubrir necesidades permanentes con contratos temporales, contraviniendo la normativa europea que exige límites a la temporalidad. Esta práctica ha sido especialmente problemática en hospitales, donde se utilizan contratos de refuerzo o sustitución para cubrir plazas estructurales.

Descentralización y disparidad regional: La gestión autonómica de la sanidad genera diferencias significativas en las tasas de temporalidad y en las políticas de contratación. Por ejemplo, Cataluña tiene una temporalidad del 60% en el ICS, mientras que Aragón reporta un 13%. Esta falta de coordinación dificulta un enfoque unificado para abordar la precariedad.

Infrafinanciación del SNS: La falta de recursos y la infrafinanciación crónica del sistema sanitario limitan la capacidad de crear plazas fijas y mejorar las condiciones laborales.

Hacen que, a todos los sanitarios que no tienen puesto fijo, les sea imposible tener ocio, vacaciones o una vida fuera del trabajo. Son ciudadanos de segunda, con la anuencia del gobierno.

Impacto en la salud mental y la calidad del servicio

La precariedad laboral tiene un impacto directo en la salud mental de los trabajadores sanitarios. Los trabajadores precarios tienen un 40% más de probabilidades de sufrir problemas de salud mental, como ansiedad, depresión o estrés crónico. La incertidumbre laboral, la falta de control sobre las condiciones de trabajo y las dificultades de conciliación contribuyen a estos problemas.

Además, la precariedad afecta la calidad del servicio sanitario. La inestabilidad de las plantillas dificulta la integración de los profesionales en equipos, lo que puede mermar la continuidad de la atención. La falta de formación adecuada para trabajadores temporales aumenta el riesgo de accidentes laborales, con estudios que indican que los temporales tienen al menos el doble de riesgo de sufrir un accidente en comparación con los fijos.

Medidas recientes y perspectivas

En respuesta a la presión de la Unión Europea y las sentencias del TJUE, el gobierno español ha tomado medidas (a la vista está que están siendo ineficientes) para reducir la temporalidad. En 2022, se aprobó un decreto ley para estabilizar 67.300 plazas en el SNS, con el objetivo de reducir la temporalidad al 8% para 2024. Este proceso permite a los interinos con más de cinco años de experiencia acceder a plazas fijas mediante un concurso de méritos, sin necesidad de oposición. Esta estabilización no implica la creación de nuevas plazas, por lo que no resuelve el déficit de personal en el SNS.

En regiones como Baleares, las OPE han reducido la temporalidad en un 50% desde 2016, pero los expertos coinciden en que se necesita un proceso permanente de convocatorias y un cambio en el Estatuto Marco de 2003 para limitar la contratación temporal. Además, la falta de actualización de las bolsas de empleo, como en Andalucía, sigue siendo un obstáculo para la estabilidad de muchos profesionales.

Es urgente y necesario tomar medidas. Algunas de ellas, según los expertos, pueden ser:

– Aumentar las OPE regulares: Convocatorias periódicas y suficientes para cubrir el déficit estructural de plazas fijas.

– Actualizar las bolsas de empleo: Garantizar la transparencia y la igualdad en el acceso a contratos temporales, con reconocimiento de méritos actualizado.

– Reformar el Estatuto Marco: Establecer límites claros a la contratación temporal y sanciones por su abuso.

– Invertir en el SNS: Aumentar la financiación para crear nuevas plazas y mejorar las condiciones laborales.

– Apoyo psicosocial: Implementar políticas de prevención de riesgos psicosociales para mitigar el impacto de la precariedad en la salud mental.

Si antes no se arregla el problema de las bajas fraudulentas (muy grave en el sector sanitario), no se pueden/deben crear más plazas fijas, porque otros muchos se darán de baja y se iniciaría un círculo vicioso: contrataciones/bajas/contrataciones/bajas.

Lo que no puede hacer nuestro actual gobierno es mirar para otro lado ante el tema de las bajas fraudulentas (cada vez más frecuentes en este y otros sectores) y ante una sucesión interminable de contratos temporales (probablemente fraudulentos, ya que muchos de esos trabajadores/as deberían pasar a ser fijos), que hacen que a todos los sanitarios que no tienen puesto fijo les sea imposible tener ocio, vacaciones o una vida fuera del trabajo. Son ciudadanos de segunda con la anuencia del gobierno.

Por cierto, si antes no se arregla el problema de las bajas fraudulentas (muy grave en el sector sanitario), no se pueden/deben crear más plazas fijas, porque otros muchos se darán de baja y se iniciaría un círculo vicioso: contrataciones/bajas/contrataciones/bajas.

Los contratos eventuales o de sustitución deberían, por ley, tener un periodo mínimo de tres o 4 meses, para dar estabilidad a miles de personas del sector. Se debe acabar con los contratos basura (son muy habituales los contratos de semanas e incluso días), que tratan a los trabajadores sanitarios como ciudadanos de segunda o esclavos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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JB

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