El lunes día 3 del pasado septiembre, en plena Feria de Melilla, un agente de la Policía Local franco de servicio vio como un conductor circulaba por una calle en sentido contrario y dio aviso. Una hora después, una patrulla hizo una prueba de alcoholemia al conductor y dio 0,56mg/L, por lo que se le piden 3.600 euros y 3 años de retirada de carnet. El lunes 3 de septiembre de este mismo año, sobre las 22:40, un agente de Policía Local franco de servicio vió como, en los alrededores de la Feria, un vehículo se metía por una calle en contradirección. El agente dio aviso de la infracción a sus compañeros de servicio y éstos localizaron al acusado sobre las 23:45, más de una hora después, practicándole en dicho momento la pertinente prueba de alcoholemia (con su prueba de contraste). El acusado “dió” 0,61mg/L en la primera medida y 0,56mg/L (por debajo del 0,60 que “marca” la frontera entre la infracción y el delito) en la segunda medida, y los agentes de la Policía Local constataron que se encontraba “muy excitado” y desprendía “un fuerte olor a alcohol”; consecuentemente, los agentes le imputaron un delito contra la seguridad vial.
El acusado es de la península, había venido a Melilla para la Feria y sostuvo que avanzó en contradirección porque no conocía la ciudad. Además, negó haber conducido borracho; según su versión, aparcó el coche, se fue de copas y, más de una hora después, aparecieron los agentes.
La defensa del acusado recuerda que ninguno de los agentes intervinientes lo vio conducir, y consideró que el atestado estaba plagado de contradicciones, motivo por el cual pidió su impugnación.
El Ministerio Fiscal interesó para el acusado, quien carece de antecedentes penales, la imposición de una pena de 3.600 euros de multa, más la retirada del carnet durante un plazo de 3 años; “da igual la alcoholemia, lo que se castiga es conducir bajo los efectos del alcohol, y este individuo lo ha hecho”, sentenció el fiscal.
La defensa, por su arte, pidió su libre absolución.
