La nueva pasarela de embarque del Puerto estará lista para el Paso del Estrecho

Cualquiera que se asome al Puerto desde Melilla la Vieja, podrá ver cómo la nueva pasarela que conecta la estación marítima con los muelles ha ido cogiendo forma a lo largo de los últimos meses, desde que el pasado verano empezaron a colocarse los grandes pilares que sostienen el finger. Hoy, esta obra está a falta de los últimos flecos para que pueda entrar en funcionamiento esta pasarela, por la cual los pasajeros que cojan un barco atracado en el Muelle del Espigón no tendrán que llegar hasta él caminando a la intemperie, como ocurre actualmente incluso en los días de mal tiempo. Según han informado a MELILLA HOY fuentes de la Autoridad Portuaria de nuestra ciudad, la nueva pasarela estará lista para la Operación Paso del Estrecho (OPE), que aunque oficialmente empieza este domingo con la fase salida, en realidad en Melilla la que más impacto causa es la fase de retorno. Ésta arranca el 15 de julio, día en que ya se ha fijado la inauguración del finger gracias a una inversión de casi 2,5 millones de euros.

Concretamente, el puerto de Melilla ha desembolsado 2.471.318 euros en la construcción de esta nueva pasarela de embarque, que mide cerca de 500 metros lineales, con los que conecta el Muelle Ribera II con el Muelle del Espigón, situado justo enfrente. De este modo se evitará lo que ocurre ahora, y es que los usuarios del barco tengan que ir hasta allí andando o en autobús a la intemperie.

La empresa Ferrovial, adjudicataria del proyecto, empezó las obras hace casi nueve meses, a mediados de septiembre, justo cuando terminó la OPE de 2013. Ahora podrá estar lista justo cuando empiece su siguiente edición, cumpliendo así una reivindicación de los viajeros, sobre todo los de la línea Melilla-Motril, ya que su buque suele atracar en el muelle de la estación marítima antigua. Eso obliga a sus pasajeros a pasar el control de seguridad en la terminal nueva y llegar hasta el barco andando o en autobús lanzadera, trayecto que se hace especialmente penoso en invierno o cuando hace mal tiempo en general.

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