Un emotivo acto de entrega de la bandera nacional a la Guardia Civil en Melilla.
El suelo salpicado de diminutas lagunas y un cielo amenazante presagiaban lo peor. Aunque había esperanza en que el tiempo diera un respiro, pronto las gotas de lluvia empezaron a caer, los paraguas a abrirse y la preocupación a aflorar entre las autoridades presentes por el temor de que la lluvia desluciera el acto solemne y simbólico que iba a tener lugar en la Plaza de Armas.
No fue así. Pese a que en varias ocasiones las nubes descargaron lluvia con fuerza sobre la emblemática plaza, la enseña nacional lució espléndida desde el momento en el que llegó a la plaza hasta que fue entregada a la Guardia Civil en un acto solemne y cargado de simbolismo para el instituto armado.
El director adjunto operativo del instituto armado, teniente general Manuel Llamas Fernández, encargado de presidir el acto, ya subrayó en su discurso que éste era dicha entrega no solo constituye “un alto honor” para la Guardia Civil, sino también “un acontecimiento único en el devenir de la historia de la misma, dado que la entrega del mayor símbolo que una unidad militar pueda aspirar a tener, en los códigos castrenses transciende todo significado”.
“Pues la enseña nacional viene a darle a la unidad identidad, sentimiento de orgullo y compromiso con los valores de la patria misma. No se puede aspirar a más”, aseveró.
En su intervención, el teniente general ha destacado los numerosos acontecimientos históricos que Melilla ha vivido durante 132 años junto con la benemérita, que ha tenido un “indudable protagonismo”. Es por ello por lo que ha afirmado con contundencia que la historia de la ciudad autónoma “no puede entenderse sin la participación” del cuerpo.
“Esa entrega y dedicación sin medida de los hombres y mujeres de la Guardia Civil en esta ciudad siempre ha sido justamente reconocida tanto por la ciudadanía como por sus instituciones. Reconocimiento mostrado en diversas formas y en momentos varios”, ha manifestado, recordando los numerosos gestos de aprecio y reconocimiento recibidos por la Ciudad Autónoma, entre ellos la Medalla de Oro en 1977 y 2004.
“Nadie me va a tener que contar esto, ya que se de primera mano del sacrificio que el cumplimiento del deber les ha exigido para hacer acreedoras a este aprecio. Como sé también de la templanza, serenidad y coraje que derrochan en cada misión que se les encomienda. En definitiva, del espíritu de servicio a España y a esta ciudad, que siempre les anima”, ha manifestado, considerando un “privilegio y un honor” haber servido en la Comandancia de la Guardia Civil.
Ha lamentado que este sacrificio y esfuerzo no sea siempre reconocidos ni comprendidos “por quienes ajenos a la compleja realidad melillense enjuician gratuitamente nuestro trabajo”. “Desde injustos y simplistas tópicos maniqueos, cuando no perjuicios o intereses inconfesables. Siempre sin el más mínimo conocimiento de la realidad ni necesidad de nuestro trabajo”, critica.
Llamas Fernández ha defendido sus dos condicionantes “inseparables e irrenunciables”: el ser melillense y guardia civil. Desde esa perspectiva, ha vivido con emoción el solemne acto de entrega de la enseña nacional a la benemérita por parte del Gobierno local, y que ha sido recibida de manos de un “excepcional madrina”, Laura López García.
“Al recibir esta bandera, esta Comandancia, y con ella toda la Guardia Civil, asume el alto y noble compromiso de defenderla y honrarla con vuestra conducta ejemplar y sacrificio. Que ondee siempre en vuestro acuartelamiento pero, sobre todo, en vuestro corazones como testigo de vuestro juramento y guía de vuestras acciones, inspirada en la norma que dicta nuestra conducta y por la que nos conocen los españoles: el honor es nuestra principal divisa”, ha rematado.
El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, por su parte, ha subrayado la “poderosa relación” que mantiene Melilla con la Guardia Civil desde 1893, y “que ni los acontecimientos más trágicos han podido quebrarla, todo lo contrario, la han fortalecido”.
Por ello, ha recordado a los guardias civiles que cayeron en el Desastre de Annual (1921) y a los asesinados “vilmente” por la banda terrorista ETA: Juan Ramón Joya Lago, Juan Antonio Díaz Román y Antonio Molina Martín.
“Por ello creo que no se puede ni se debe olvidar la actuación criminal de esta banda bajo ningún concepto, ni ningún pretexto, al revés, hay que tenerlos presentes, sería imperdonable que lo hiciéramos”, ha advertido.
Imbroda ha subrayado las palabras del teniente general Llamas Fernández, denunciando “las penalidades y muchas veces las incomprensiones que han sufrido los miembros de esta Comandancia en el control del perímetro fronterizo durante largos años”.
“No hace mucho tiempo los Guardias eran sometido a las agresiones y a las presiones de miles de migrantes que pretendían violentarla. Muchos Guardias sufrieron agresiones físicas con dispar resultado en su integridad. Soportaron lo insoportable y hubo escenas pavorosas de mareas humanas contra ellos. Siempre cumpliendo la Ley y siempre con ejemplar espíritu de servicio y desgraciadamente también a veces sufriendo las incomprensiones”, ha defendido.
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