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La impronta de un nuevo escenario

Resulta sorprendente ver que todavía para algunos, opinar públicamente es una ofensa si la opinión dada, no concuerda con sus intereses, trayectoria o aspiración política. Hasta tal punto de llegar a relacionar de manera forzada, un artículo de opinión personal a una entidad religiosa que, no teniendo nada que ver, es convertida en víctima, a mi juicio, de una actitud intimidadora que, sin duda, pone un acento muy diferenciado a cualquier otra situación de crisis, a la vez que se buscan de manera injusta, titulares de prensa para emprender contra ella, una campaña de acoso y derribo.

Y es que en verdad, se han arrojando críticas y juicios, en relación al artículo de opinión publicado, desde una posición incorrecta, muy desequilibrada y con bastantes errores de cálculo que pueden derivar, si no ya, en situaciones incomodas para la cohesión social y la convivencia. Criticas todas venidas de la Sra. Delegada del Gobierno, con descalificativos y juicios sobre actitudes religiosas que, no habiendo sido nunca con anterioridad argumento de ningún contenido ni controversia por parte de nadie, aparecen, ahora, de forma caprichosa, imprudente y temeraria, como la falsa y necesaria base, sobre la cual, la Sra. Delegada del Gobierno busca y construye el argumento para el enfrentamiento social y político, como la gran cortina de humo que tape otros temores o fines políticos.

Diría que la Sra. Delegada del Gobierno ha desplegado una “operación especial” con toda una ofensiva militante brutal y desproporcionada y, con la movilización de todos sus voceros ante un simple artículo de opinión particular que, en nada corresponde en su contenido a cuestión religiosa alguna, ni a cualquier otra actitud peyorativa, clasista o machista, por lo que no puede ser comprensible la desmesurada ofensiva a la libertad de expresión. Y ni tampoco, la opresión a la que pretenden someter a determinadas entidades musulmanas que, sin saber a qué, les toca soportar un gran cúmulo de acusaciones.

A todo esto, resulta muy reveladora, la actitud de la Sra. Delegada del Gobierno, quien de forma obsesiva ha pretendido y pretende magnificar los descalificativos contra el mencionado artículo, y contra una entidad religiosa que, sin tener nada que ver, ha sido hostigada e involucrada artificialmente, para que una vez doblegada o dividida en su seno, ésta, se pronuncie condenando el citado artículo de opinión y pueda la Sra. Delegada del Gobierno presentar después, dicha condena, como prueba irrefutable de su falsa “verdad”. Y transmitir el falso y engañoso mensaje a la opinión pública de que, ciertamente, en el citado artículo, hay un contenido censurable y condenable.

Sra. Delegada del Gobierno, usted solo consiguió transmitir su malévola actitud política, capaz de poner el interés general de la convivencia, bajo la suela de sus propios intereses. Desista pues, de tratar de conseguir decapitar a la libertad de expresión, porque matar a la democracia no purifica el “alma” de la acción política, eso, creo que, debería de tenerlo asumido tanto usted, como los mercenarios y pelotas, que sueñan con el bajo mérito de ser su voz marginal.

A todo esto, solo cabe decir que lo publicado, publicado esta y los ciudadanos pueden comprobar las líneas sobre las que se desarrolla el contenido que, en nada atenta a la dignidad de las personas y que solo diserta, según lo dispuesto por la propia Ley 3/2015 de 30 de marzo, sobre la idoneidad que debe ser apreciada tanto, por quien propone como por quien nombra al alto cargo. Así como también, siguiendo el texto legal, en el artículo se pone en observación la valoración de la formación a tener en cuenta, los conocimientos académicos adquiridos y la valoración de la experiencia, como aspecto importante de especial atención, para el ejercicio, complejidad y nivel de responsabilidad del puesto que se desempeña.

Así pues, en el contenido de opinión publicado, hemos seguido estas premisas, reflejando las circunstancias reales de los parámetros y puntos importantes que desarrolla la Ley 3/2015 de 30 de marzo, de modo que desde el factor de la experiencia, como aspecto importante valoramos la circunstancia real que posee como experiencia la persona que ostenta el cargo, siguiendo el criterio que la ley establece: “que guarde relación con el contenido y funciones del puesto para el que se le nombra”.

Cierto que, cada cual puede estar de acuerdo o no, con la persona que crea o no idónea, según estime sobre el grado de relación que la experiencia presentada tiene con las responsabilidades del cargo a ostentar, pero lo que no puede ser y, ni va ser nunca de recibo que, se pretenda que un instrumento de valoración dispuesto por la ley, no deba de ser utilizado por los ciudadanos de a pie, y así podamos ver y valorar, aun de no ser trascendente ni ser para nada vinculante, la idoneidad académica, la experiencia profesional o la relación que ésta guarda con la responsabilidad a desempeñar como alto cargo. Si la ley es Ley y su ejercicio es claro y, es así, ¿qué chorrada inventa usted Sra. Delegada del Gobierno y chirrea su ejército de ignorantes mercenarios, para decir a la opinión pública, con todo ese revuelo de su partido, que se le ataca en asuntos personales?

La situación no requiere más dudas, algo funciona mal, la capacidad y obsesión de faltar a la verdad cuando se ostenta un cargo de responsabilidad, la pusimos en constancia cuando pedimos previamente el levantamiento de un acta de reunión a la convocatoria del 3 de febrero, petición que elevamos también para conocimiento del ministro del interior, siendo conscientes de la asidua actitud de la Sra. Delegada del Gobierno a dar escenario a su ficción.

Hoy más que nunca, se pone en evidencia lo que ya dijimos. La Delegada del Gobierno una vez más, aparece con un directorio de ficción, con el que pretende ser la víctima de persecuciones religiosas por un lado, por otro, inventa palabras: “mentores masculinos” que atribuye a un escrito de opinión donde se puede comprobar que no hay referencia alguna de esa horrible frase, una mentira con la que pretende dar significado de género, a cualquier crítica dentro del marco de lo que la ley Ley 3/2015 de 30 de marzo dispone y, contra la que utiliza su propia condición de mujer como defensa, añadiendo que también se la persigue por ser profesora de música, es para quedar eternamente anonadado.

Con esta actitud, no solo quiere borrar el marco legal, si no que también la libertad y la transparencia que de ella se desprende. Queriendo convertir el derecho a opinar, según los criterios establecidos por la ley, en un delito a perseguir, censurar y condenar. Utilizando para ello, cualquier recurso, no importándole nada la propia convivencia e Instrumentalizando los recursos públicos para conseguir mediante la opresión, actitudes y pronunciamientos condenatorios de entidades religiosas que, nada tienen que ver en la creación de mi artículo de opinión. Y a las que, punitivamente, se las arrastra a una artificial confrontación, acusándolas hasta de ser los responsables de un eclipse.

Y ya para terminar es claro que faltar a la verdad, es un recurso fácil, pero que al mismo tiempo, se rebela contra quien lo utiliza, por las leyes de todo “karma” político. La ultima invención surrealista de la Delegada del Gobierno, hace saltar todas las alarmas, tanto que cabria decir que algo ya no funciona bien, en el sentido más grave, siendo que dentro de la propia estructura del Gobierno de España, se postula la grave acusación realizada por una representante del Gobierno, con una acusación vertida, contra una entidad religiosa musulmana de la ciudad de Melilla achacando a la entidad religiosa una grave acusación con la atribución de una conducta delictiva. Conducta con la que persigue a la generalidad de la ciudadanía, hecha pública por un alto cargo representante del Gobierno que dice textualmente “perseguir a las personas que no encajan dentro de los cánones que considera deberían de ser, los de un buen musulmán”.

Creo que todas las personas son honorables, incluso aquellas que son adversarios por la realidad sobrevenida que sea y que pierdan la visión del propio juicio político en determinadas ocasiones, pero se ha de saber entender también, cuando se traspasan las líneas rojas de lo asumible en democracia, y cuando se ha dado a la convivencia, un golpe a su línea de flotación.

La cuestión ahora es saber dilucidar, si estas declaraciones vertidas por una representante del Gobierno de España son, en su fondo, cuestionadas por el Gobierno de la Nación. Sabemos que nos será imposible saberlo, pero lo que sí sabemos con seguridad es que siempre, nos quedará esa duda.

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Redacción

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