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La implantación de la “mochila austriaca” sería una buena noticia para España. Frontera de Melilla: que actúen los que deben y pueden.

En el año 2013 el profesor del IESE y experto en Relaciones Laborales, Sandalio Gómez, propuso, en un informe, adoptar en España el modelo austriaco, comúnmente llamado “mochila austriaca”, consistente en eliminar las indemnizaciones por despido a cambio de cuentas individuales de ahorro para cada trabajador, y todo con el objetivo de complementar las pensiones públicas con el ahorro privado. Lo que proponía Gómez aquel año 2013 era una variación del modelo austriaco basada en: 1) Reducir en un 1% la cuota empresarial a la Seguridad Social y crear un fondo de capitalización individual para cada trabajador, en el que el empresario aportaría el 1,53% de su salario bruto; 2) Los trabajadores, por su parte, deberían aceptar un recorte de la indemnización por despido improcedente. Así, en virtud de esta propuesta, la indemnización por despido improcedente se fijaría en 20 días por año de servicio, con el tope máximo de doce meses, si bien la indemnización por despido basado en causas objetivas se reduciría a 10 días por año trabajado, con un tope máximo de seis meses. 3) A cambio de cobrar una indemnización más baja por despido, los trabajadores tendrían a su disposición una «mochila» que les acompañaría a lo largo de toda su vida profesional.

En los últimos días ha vuelto “la mochila austriaca” a la actualidad (es bueno recordar que el PSOE ha intentado en múltiples ocasiones, empezando por el nefasto Zapatero (PSOE) y su ministro de trabajo de la época, su implantación) con la recomendación, por parte del Banco de España, de su implementación, aprovechando, para ello, una parte de los fondos europeos. Propone el Banco de España, a grandes rasgos, lo siguiente: crear un fondo de capitalización para cada trabajador al que se pueda acceder en el momento de la jubilación como complemento a la pensión, en forma de indemnización por despido o en modo parcial si se da un cambio de empresa. La entidad central describe un mecanismo en el que se fije una reducción del 50% de los costes de despido actuales para las empresas que, para compensar, tendrían que costear las ‘mochilas’ de su plantilla a razón de seis días por año trabajado.

Cualquier variante puede ser buena y necesaria si se consiguen (parece que en ambas propuestas es así) los siguientes objetivos: 1) Rebajar los costes de las empresas en caso de despidos, lo que dinamizará el mercado laboral (actualmente no se contrata porque los costes de despido posteriores hacen que muchas empresas tengan que cerrar, lo que a su vez hace que haya más parados) y permitirá un aumento de contrataciones sin la espada de Damocles de las indemnizaciones millonarias. 2) Que los trabajadores no pierdan con el cambio (no lo hacen, ya que cobran una parte de la indemnización de la empresa y otra de la “mochila”; con la ventaja de que no la pierden si se cambian de empresa sin la existencia de despido); 3) Que las pensiones no se vean afectadas (al no cambiar el salario bruto, no cambiaría el importe de la pensión a percibir).

Lo que está claro es que hay que dejar de estrangular a las empresas, que son las que crean puestos de trabajo, y que el incremento de los ingresos en las arcas del Estado debe venir del aumento del número de personas trabajando (lo que se logra bajando la presión sobre las empresas: bajada de Seguridad Social, bajada en I. Sociedades, bajada en coste de indemnizaciones, etc…) y no de exprimir a la burra hasta que muera (y como consecuencia estemos todos parados y los funcionarios, políticos incluidos, no puedan cobrar al no haber recaudación). La “mochila austriaca” o cualquier plan análogo es necesario para salvar a las empresas y crear puestos de trabajo.

La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz (Podemos) aseguró el viernes pasado, en respuesta a las propuestas del Banco de España, que el Ejecutivo “no va a abaratar el despido”. Cualquiera que lea todo lo anterior se dará cuenta que no se abarata el despido, se hace un fondo que complementa a la indemnización. Nuestro gobierno social­comunista sigue sin aprender de sus múltiples errores e intenta seguir con la bandera de la defensa de los débiles (ya nadie les cree, como se demostró en las recientes elecciones de Madrid), pero su bajeza de miras no le da para darse cuenta de que si cuida a las empresas cuida a los trabajadores…

Observatorio de Ceuta y Melilla

Dos citas: “Un político es el tío que tiene soluciones cuando está en la oposición y problemas cuando está en el gobierno” (Jaume Perich). “Ningún problema puede resolverse hasta que es reducido hasta alguna forma simple. El cambio de una vaga dificultad a una forma concreta, específica, es un elemento esencial del pensamiento” (J.P. Morgan). Ambas vienen a cuento para analizar algunas conclusiones de la mesa redonda organizada la pasada semana por el observatorio de Ceuta y Melilla, en la que se debatió sobre la historia y la evolución de las fronteras en ambas ciudades. Dijo, por ejemplo, el coronel Antonio Sierras, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla que “las reivindicaciones territoriales que realiza Marruecos sólo pueden contrarrestarse desde la clara posición de pertenencia a España y, por ende, a la Unión Europea”. Estoy totalmente de acuerdo con el coronel. Es importante que existan organizaciones como el Observatorio y que se pongan los problemas encima de la mesa, pero son los políticos que tengan capacidad de decidir e influir en España y/o Europa los que tienen que trabajar y dar soluciones. Una vez reducido el problema a un tema simple (que Europa se moje con Ceuta y Melilla), hay que hablar menos y actuar más…

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La implantación de la “mochila austriaca” sería una buena noticia para España. Frontera de Melilla: que actúen los que deben y pueden.

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