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Está bien entrado el verano y la Fiesta Nacional, generalmente conocida como "Los Toros" comienza a hacer sus mejores galas en las diferentes plazas de España. Y lo cierto es que dicha fiesta tiene muchos detractores que la censuran y proponen suprimirla, dada la brutalidad que conlleva el espectáculo en sí.
Yo soy un ferviente admirador de todo lo que implique conservar nuestras costumbres y folklore. Además, considero que la Tauromaquia es un arte en sí misma. Es algo propio de nuestro país y una de nuestras mayores señas de identidad.
Sin embargo, desde mi perspectiva, soy consciente que las costumbres de un pueblo deben de evolucionar con la idiosincrasia del mismo y que el "toreo" está pasando de ser algo común, a una afición de culto, aunque eso sí, muy extendida.
Una de las grandezas que tiene la Tauromaquia es su riqueza y su diversidad y a eso quiero referirme: El hecho de divertirnos en el nombre de la tradición y la costumbre, no nos da derecho a hacerlo a costa del sufrimiento de un animal hasta llevarlo a la muerte.
El espectáculo de matar al toro clavándole una espada hasta los intestinos y de haberlo sangrado previamente con unos arpones adornados llamados "banderillas" y con una lanza llamada "pica" es un acto que dice muy poco a favor nuestro. Creo que cualquiera que identifique a España con los Toros en su máxima expresión y que sea ajeno a este espectáculo pensará que el pueblo español está formado por una ciudadanía que tiene muy poca sensibilidad… por razones obvias.
No obstante, los españoles no deberíamos por ello, y en contra de lo que dicen muchas voces, alejarnos de este mundo. Porque desde siempre ha sido nuestro mundo y porque el marco en el que se desarrolla es cuanto poco "hermoso".
Aficionarse al "rejoneo", poniendo unas protecciones en la cornamenta y el lomo del toro sería una solución, ya que el juego entre el caballo, el jinete y el animal, viste más la plaza y, seamos sinceros, el espectáculo es más fino y de mayor calidad… Esto le gusta a cualquiera. Además estas sesiones de rejoneo se podrían combinar dentro del mismo espectáculo con sesiones de "arte ecuestre".
Lo que realmente vengo a decir es que podemos mantener nuestras costumbres, haciéndolas evolucionar, diciendo más y valorándonos más a nosostros mismos como pueblo sin hacerle sufrir a un ser vivo.
Creo sinceramente que tenemos derecho a divertirnos, pero no a cualquier precio.
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La fiesta nacional
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