A partir del 2025, las facturas en formato PDF, Word o Excel dejarán de ser válidas. Se implementará la facturación electrónica obligatoria con normativa específica y opciones de plataformas homologadas.
Adiós a las facturas tal y como las conocemos: el importante cambio que llega en 2025
Las empresas y autónomos tendrán que cambiar uno de sus mayores hábitos de cara a los próximos años después de la decisión del Ministerio de Economía.
El universo de la compra y venta de bienes y servicios va a cambiar en los próximos años de manera drástica.
La realización y emisión de las facturas cambiará de manera drástica en algunos de sus aspectos. Unas transformaciones que llegarán, presumiblemente, a partir del año 2025 y que continuarán también durante el año 2026.
Estos cambios están avalados y promovidos por el Ministerio de Economía y giran en torno a las famosas facturas en formato PDF (también en Excel y Word), una técnica a la que recurren cada día miles de empresas y autónomos. Sin embargo, en los próximos meses, estos tendrán que cambiar su modus operandi, ya que no podrán realizar sus facturas mediante documentos de este tipo.
A partir del año 2025, las cosas cambiarán de manera drástica para muchas empresas y, sobre todo, para los autónomos. Las facturas en formato Word, PDF o Excel dejarán de ser válidas en los próximos meses. Por ello, las empresas (sobre todo las pymes) y autónomos tendrán que cambiar su modo de proceder.
A partir de la entrada en vigor de las nuevas medidas, todas las empresas y autónomos estarán obligados a emitir facturas electrónicas que cumplan con los requisitos técnicos específicos establecidos por la normativa. La Ley 18/2022 de 28 de septiembre (Ley Crea y Crece) establece que solo se permitirá el uso de sistemas de facturación electrónica homologados.
La nueva medida provocará que las facturas tendrán que generarse y transmitirse a través de plataformas de facturación electrónica autorizadas. Esta última cuestión es muy importante, ya que no todas las nuevas plataformas que se generen a partir de ahora obtendrán esa validación.
Por si esto fuera poco, todas esas facturas emitidas deberán ser enviadas en copia a la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) para su registro y control total. Tras esta importante decisión de la implantación de un nuevo sistema, las empresas y autónomos podrán elegir entre varias opciones diferentes.
Plataformas privadas de intercambio de facturas. No todas serán válidas y hará falta una certificación especial.
Solución pública de facturación electrónica: gestionada por la Agencia Tributaria y que estará disponible para todas las empresas que prefieran no usar plataformas privadas.
Se espera que este cambio entre en vigor próximamente, teniendo los años 2025 y 2026 como etapa de transición, ya que obligará a empresas y a autónomos a adaptarse independientemente de los inconvenientes que esto les suponga en cuanto a términos de gasto de dinero, inversión medios e infraestructura o incluso de tiempo.
Vigente desde hace dos años, se enmarca dentro del plan de digitalización empresarial, alineado con el plan europeo conocido como VAT in the Digital Agesit (ViDA). El objetivo principal es evitar la morosidad en el sector público, así como las operaciones comerciales entre empresas.
Desde julio del presente año, es obligatorio presentar las facturas electrónicamente para empresas que facturen más de ocho millones de euros al año. En el caso de las pymes y empresas que facturen menos de ocho millones, la obligatoriedad de la factura de forma electrónica será a partir del próximo año.
El Gobierno está preparando una guía para que los afectados puedan adaptarse a esta nueva normativa, pues se requiere de un programa homologado o puede hacerse a través de una plataforma de facturación pública. Las facturas en Excel, Word, PDF o papel no estarán permitidas, si bien se excluyen las facturas entregadas a particulares, por el momento.
La gran mayoría de las pequeñas empresas (pymes) y autónomos no tienen claro cuándo y cómo tendrán que empezar con las facturas electrónicas, tampoco tienen claro de qué manera le deberán hacer llegar a la AEAT las facturas y qué deberán hacer con las facturas a particulares.
Muchos piensan que, pese a las liosas ayudas del Kit Digital, va a suponer una costosa adaptación que tiene como objetivo que el gobierno, necesitado de dinero para sus políticas, nos tenga a todos aún más controlados (quieren controlar incluso los pagos y cobros). Van a saber, en tiempo real, qué compramos y vendemos, cuándo y dónde lo hacemos y a quién se lo compramos y vendemos.
Parece que, bajo la excusa de “evitar la morosidad en el sector público, así como las operaciones comerciales entre empresas”, hay un claro afán confiscatorio y de control sin límites de la vida y bienes de los ciudadanos.
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