José López, la constatación de que recibir un trasplante supone una segunda oportunidad de vida

La exitosa Carrera Africana se ha convertido en un trampolín mediático no sólo para la promoción de Melilla en el exterior, sino que también ha servido de escaparate para lanzar un mensaje de esperanza, como el que trasmiten personas como José López, un profesor jubilado que hace ocho años recibió un trasplante de hígado. José López afirma que es preciso que el trasplantado no está sobreprotegido, sino que "se atreva a hacer cosas" y en especial, les anima a practicar deporte, porque además se consigue atenuar algunos de los efectos de los inmunosupresores que deben tomar de por vida. La vida de José López cambió de forma radical hace ocho años, cuando en el Puente de la Purísima unos picores le llevaron al médico y le diagnosticaron tres tumores en el hígado. El impacto fue total, en especial para un profesor que llevaba una vida sin excesos. "Fue algo inesperado y además nunca había tenido la sensación de estar enfermo, porque siempre he practicado deporte", relató.

Tras extirparle medio hígado las pruebas de anatomía patológica le vaticinaron, con una probabilidad del 99%, que el tumor se le reproduciría en el plazo de seis meses, por lo que precisaría de un trasplante. Siete meses después se llevaba a cabo la ansiada operación y desde entonces "tengo una nueva vida, y me siento una persona afortunada y muy agradecida". En estos ocho años, José López no ha renunciado a la práctica deportiva y se ha convertido en un mensajero de esperanza, en un "embajador de la donación de órganos". De hecho, es el presidente del Club Deportivo de Trasplante Andaluz y miembro de la Junta Directiva de Deporte y Trasplante de España, entidades que acuden a los eventos deportivos que se producen en nuestro país e incluso en el extranjero, para concienciar a la gente sobre la donación de órganos. De hecho anunció que han conseguido que en 2017 Málaga acoja el desarrollo de los Juegos Mundiales de Trasplantados.

Este objetivo de concienciación le ha traído a participar en la modalidad de ciclismo en la exitosa III Carrera Africana de Melilla. Además en la ciudad tiene ya a viejos amigos, tanto a personas trasplantadas como a sus familiares, con los que ha coincidido en Málaga. El objetivo de participar en este evento en nuestra ciudad es para mostrar a las personas trasplantadas que "no son enfermos, sino que también pueden llevar una vida completamente normalizada". Su ejemplo pretende además servir de estímulo para concienciar a la sociedad sobre la donación de órganos, porque "en esta vida nunca se sabe en qué parte vas a estar, si en la que necesita un órgano y lo recibe, o en la que dona".

Ejemplo de vida
Señaló José López que es necesario demostrar a las personas trasplantadas que pueden hacer una vida normal, al margen de la toma de su medicación. "Al principio de mi trasplante esto era algo que no tenía muy claro. Tuve siete meses, mientras estaba ingresado, para pensar qué iba a hacer con mi vida, si podría conducir o montar en bici" y el tiempo ha venido a demostrarle que la vida no se detiene por este hecho, sino que se le presenta una segunda oportunidad para seguir adelante. Por ese motivo el que personas trasplantadas participen en competiciones y pruebas como la Carrera Africana, contribuye a lanzar un mensaje positivista.

Indicó que la práctica deportiva es también un aliado para el colectivo del que forma parte, porque "atenúa los efectos secundarios de los inmunosupresores, como la diabetes, la tensión o los problemas cardiovasculares, por eso hay cada vez más gente que se lanza a practicar deporte sin necesidad de ser un deportista de élite". En este sentido dijo que España, que lleva 25 años encabezando el ránking mundial como el país con mayores donaciones y trasplantes, debe escalar escaños en este aspecto de la práctica deportiva de los trasplantados, como así ocurre en otros países, tal como ha podido comprobar en las competiciones internacionales en las que ha tomado parte.

Indicó que no sólo es necesario convencer a los propios trasplantados, sino también a los médicos, que gracias a ejemplos como el del propio José López "empiezan a recetar tanto el inmunosupresor como el salir a caminar". En resumen, manifiesta que es preciso perderle el miedo a vivir, "que no se quede en el armario, en una burbuja, sino que haga cosas". Señaló que a muchas personas que están en lista de espera les da miedo recibir un órgano porque piensan que no van a experimentar cambios, "pero después ven que hay calidad de vida".

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