No hay razón alguna para justificar lo que ha hecho Hamás. Sí puede haber distintas interpretaciones del acto terrorista, pero no dejará de ser un acto terrorista y terrorífico.
Por supuesto, el comunismo internacional, el lamentable comunismo español incluido, lo ha aplaudido, o justificado, o lo que sea. Su apoyo al terrorismo reafirma la validez del rechazo absoluto que todos los países democráticos del mundo -Gobierno español excluido- han mostrado por lo que ha hecho Hamás en Israel: una monstruosidad sin paliativos.
El último párrafo del Editorial del diario El Mundo, el lunes, fue muy claro: “Con su agresión, Hamás daña de forma irremediable la causa palestina y amenaza con desestabilizar aún más Oriente Próximo. Ningún beneficio sacará de ello la población palestina, que sufrirá las consecuencias del legítimo derecho a la defensa que ejercerá Israel”.
Detrás del Hamás terrorista está Irán, su petróleo y sus aliados subvencionados, la mayoría comunistas. De ahí proviene la causa principal de que el Estado Palestino siga siendo un Estado fallido, una causa que no proviene de Israel.
En este nuevo episodio de terrorismo y réplica bélica no hay, como siempre en la historia, buenos absolutos y malos también absolutos. La desaparición de Israel, lo que pretende Irán, y el mantenimiento de Israel donde está, como quieren los israelitas y el Occidente democrático, son conceptos excluyentes. No se puede estar, como Israel quiere, y no estar, como pretenden Irán, Hamás y el comunismo.
No hay justificación alguna para lo que acaba de hacer Hamás. Habrá que ver, para opinar, aplaudir o criticar, hasta dónde llega la respuesta de Netanyahu. Hoy no conocemos ni el mañana ni, aún menos, el futuro remoto. Solo sabemos que hay países musulmanes -Arabia Saudí o Marruecos, por ejemplo- que ya reconocen a Israel, algo que parecía imposible hace pocos años. Desconocemos lo que ocurrirá tras haberse declarado Israel “en guerra”, ni lo que el Gobierno israelí hará ante el repugnante chantaje de ir asesinando públicamente a los rehenes que Hamás tiene en su poder. También sabemos que Israel va a seguir rodeada por países hostiles, que la coexistencia pacífica va a ser muy difícil y que, a largo plazo, todos muertos, sustituidos por otros, vivos, que ya veremos, lo verá la historia, lo que dicen y lo que hacen, quizás con más raciocinio y menos sentimentalismo que en estos tiempos.
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Irán, terrorismo y Hamás
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