En Melilla, la ley que regula la gestión de residuos electrónicos, específicamente el Real Decreto sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, plantea una obligación clara: cualquier establecimiento que venda electrodomésticos debe recoger los antiguos desechados por los consumidores. Sin embargo, esta normativa parece pasar desapercibida en la ciudad, donde la acumulación de neveras y lavadoras viejas en las zonas verdes es evidencia de su incumplimiento.
El problema se agrava al tratarse de zonas privadas, donde los propietarios, aunque no sean responsables del vertido, tienen la obligación de retirar los residuos. Esta situación genera peligrosidad y contaminación, poniendo en riesgo tanto la salud pública como el medio ambiente.
Para lograr un cinturón verde en Melilla, es crucial que la ciudadanía se involucre de manera activa. La responsabilidad recae en todos nosotros para garantizar un entorno saludable y sostenible.
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