El presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Juan José Imbroda, ha rechazado que la localidad norteafricana tenga que acoger más menores extranjeros no acompañados si finalmente así se decide en la Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia para el reparto de menores migrantes: “Ese esfuerzo ya lo hicimos hace años, y además, con muchísima nota”, ha asegurado.
Imbroda ha expresado su satisfacción porque ahora la ciudad autónoma tenga una menor presión en la cuestión migratoria y ha recordado que la localidad norteafricana fue “pionera” en la gestión de la crisis por la atención a menores extranjeros no acompañados.
De hecho, ha asegurado que en el periodo comprendido entre los años 2008 y 2018 Melilla recibió una presión migratoria “hasta tres veces mayor” que la que tiene actualmente la ciudad hermana de Ceuta, llegando a acoger hasta 2.000 menores extranjeros no acompañados.
Por ello, ha comentado que el Ejecutivo melillense tuvo que “inventarse” las infraestructuras necesarias para acogerlos.
No obstante, ha comentado que la situación migratoria cambió con el cierre unilateral por parte de Marruecos de la aduana comercial el 1 de agosto de 2018, que provocó, por un lado, la reducción de la importación y exportación de mercancías, y, por otro, del tráfico de personas migrantes procedentes del país vecino.
En este contexto, ha condenado el “punible” y trágico salto a la valla que ocurrió el 24 de junio de 2022, y que causó la muerte de una treintena de personas y provocó cientos de heridos.
“Fue horroroso”, ha dicho, aseverando que la tragedia ocurrió en el lado marroquí de la valla.
Actualmente, la Ciudad Autónoma invierte unos 7,5 millones de euros anuales para atender a 150 menores con todas las necesidades cubiertas.
Ha recordado que la frontera que separa la ciudad autónoma de Marruecos es también de Europa.
“Es de Hamburgo, de París, etc. No es la valla de Melilla, es la valla de Europa, y tenemos que tener conciencia de eso porque no se trata de un fenómeno aislado”, ha argumentado ante los medios.
Por otro lado, ha negado que los ciudadanos melillenses tengan “claustrofobia” al vivir en una ciudad situada en otro continente y con escasos kilómetros cuadrados, ya que “hemos conformado un universo propio en todos los sentidos”.
“Y eso nos ha beneficiado porque no hay separación de ningún tipo y hemos vencido al racismo con una nota muy alta”, ha aseverado.
Por otro lado, la primera autoridad melillense considera “preocupante” los constantes bombardeos israelíes en la Franja de Gaza que han causado la muerte de más de 50.000 personas, la mayoría mujeres y niños, pide la paz en dicha región de Oriente Medio, e insiste en que “no traigamos problemas ajenos” a Melilla “por mucha sensibilidad que tengamos”.
“Traer eso aquí sería lamenta una crispación en la ciudad”, advierte, remarcando que Melilla sea “una campana” ajena al conflicto. “Que nuestros problemas los resolvamos aquí”, apostilla.
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