Yo recuerdo siempre, desde muy “mozalbete o chinorri” en nuestra Melilla natal y prácticamente todos los que éramos de la misma edad o incluso más mayores, que decíamos ojalá, ojalá y ojalá con ese tilde o acento en la a, primera vocal de nuestro abecedario. Sin embargo, a pesar de verla escrita tanto con el acento como sin él, mi ordenador me da como errónea la que pronunciamos OJALÁ,…
… de ahí mi intención de incluirla en el título de las dos formas (si algún entendido avezado en la materia me lo aclara, le quedaría muy agradecido). Por eso, mi deseo y ojalá que sea así, apuesto por un cambio de estrategia política que promueva, en base a valores progresistas, un aumento del bienestar colectivo y de las libertades y derechos del conjunto de la población. Según apuntan todos los sondeos, los resultados de los comicios (escribo esto a las 5,30h. de la madruga de este domingo 20-D) configurarán un Parlamento en el que ninguna fuerza política obtendría mayoría absoluta, por lo que serán necesarios pactos puntuales o estables para, en primer lugar, formar un nuevo gobierno, y después ejecutar (de ahí lo de “poder ejecutivo”) las tareas de gobierno de manera eficaz.
¿Por qué nos tendría que gobernar cualquiera de ellos obteniendo sólo, por ejemplo, el 25% de los votos si el 75% restante no les ha dado su confianza? Así de claro, eso de mandar el partido más votado no se correspondería con el resultado del escrutinio, y algún partido que posiblemente defienda eso “aquí”; no lo defendería en unos comicios autonómicos, ni locales “allí” donde no sean los más votados, y ejemplos hay.
Es crucial que de estas votaciones surja un gobierno y un parlamento que acometan las reformas que precisa nuestro país para entrar en una senda de crecimiento económico real y más sólido, justo y sostenible. Construir un modelo de relaciones laborales más eficiente reforzando los derechos de los trabajadores, un estado de bienestar más potente e inclusivo y un sistema de socrático más transparente que garantice todas las libertades y derechos individuales y colectivos.
Debe darse siempre capacidad de diálogo y consenso, para encontrar puntos de encuentro con el resto de partidos, y señaladamente en algunas materias esenciales que incidan de modo determinante sobre el modelo de país que queremos los españoles: Educación, sanidad, prestaciones sociales, solidaridad, libertad, pensiones y relaciones internacionales. Yo, desde luego, depositaré mi voto con la confianza y ambición de que sea y proceda así el gobierno de mi país, espero acertar y por supuesto, constatarlo después del 20-D. Quiero para mi familia, para mi y para el resto de mis conciudadanos, una verdadera reconstrucción sobre valores positivos de solidaridad, participación, igualdad, respeto y una verdadera democracia parlamentaria. Ojalá u ojala sea así.
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Hoy 20-D. Ojala u ojalá
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