Horror de campaña electoral

Lo más absurdo que hubiera podido ocurrir es lo que está ocurriendo: en lugar de centrar la campaña electoral de las europeas en los problemas continentales y en la reforma de las instituciones de la UE, lo que están haciendo es por un lado la pelea doméstica y por otro la broma de la hipotética gran coalición en España. La polémica que se ha montado con este último asunto demuestra que muchos de nuestros responsables políticos no parecen tener la menor idea de en qué país viven y cómo es la clase política que disfrutamos. Gobernar juntos el PP y el PSOE es algo inimaginable para quienes creemos tener una idea aproximada sobre cómo funcionan ambos partidos y sobre todo sus respectivos votantes. Es como pedir peras al olmo sabiendo que solo da manzanas. Es una discusión ridícula, una idea entre abominable y estratosférica, algo así como hablar de lo que no se sabe o sentar cátedra desde la ignorancia más supina. Y me da igual quiénes sean los personajes que han originado ese extraño debate, unos de un partido y otros del otro. Horror de campaña electoral.

La otra estampa anacolútica es la de los debates electorales en España, como ese que se anuncia entre Cañete y Valenciano, que, por lo demás, será como los que conocimos en anteriores campañas. Una especie de sucesión encorsetada de minimonólogos sin gracia y sin chispa, quiera Dios que me equivoque esta vez, una cosa impropia de personas cultas como las que debaten. Pero vamos a ver, ¿a quién se le ocurre tal estupidez? ¿Es que no han visto u oído auténticos debates electorales de países políticamente normales, como Francia, Italia, Estados Unidos y tantos más? ¿Es que tiene algún sentido empaquetar y constreñir los temas y las ideas como si fueran morcillas para evitar que exhalen algún mínimo perfume de inteligencia, de viveza o de naturalidad política? ¿Es que es tan disparatado confiar en el pensamiento crítico y en la viveza/vivacidad de las personas cultas? ¿Es que no se percatan de que tales maneras son lo más contrario a una concepción normal, creativa e inteligente de la convivencia? ¿Exagero?

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