Estimado Director:
Por todos los medios de comunicación oímos constantemente voces y alegaciones de todo tipo a favor de los “pobres indigentes morenos” que se juegan la vida saltando las vallas de Ceuta y Melilla. Sr. Director, cuando entramos en el metro y vemos cómo alguno de estos desolados saltan alegremente el torno, mientras yo introduzco el correspondiente ticket, no nos hace gracia alguna y hasta no falta quien busca al vigilante para denunciarlo.
Cuando esas cuadrillas, todos con su correspondiente carro de algún supermercado, cuyo coste sin duda alguna nos incrementan en el precio de nuestras compras, patrullan las calles rebuscando en los containers de basura, no únicamente papel y cualquier tipo de chatarra, sino también algo que pueda comerse, no se ve a nadie con la caridad suficiente que le baje un bollo de pan y un vaso de leche.
Nos alarmamos que cualquier obra o casa deshabitada se convierta en un nido de estos pobres sin papeles, y no falta quien llama a las autoridades con el fin de que los desalojen y retiren de su calle porque desdice mucho de la buena presencia que debe aparentar. Podía extenderme en estos desdenes hasta llenar un grueso tomo, y esto es lo que llama la atención, cuado determinadas personas y organizaciones ponen el grito en el cielo porque se les colocan tantos y tan crueles impedimentos para poder entrar en Europa.
El CETI de Melilla cuadruplica el número de acogidos para los que fueron instalados; cuando se traslada a un grupo de estas desesperadas criaturas a cualquiera de las ciudades españolas, no faltan quienes protesten porque antes o después los veremos en las calles aumentando el número de los que buscan algo para comer.
Y yo al percatarme de que existen tantas almas caritativas, opino que no es cuestión de esperarlos con azafatas y banda de música, únicamente ¿Por qué no se les abre una puerta a través de la valla para estos pobres, ya que no traen contrabando ni drogas, y así evitar que arriesguen su vida? Es verdad que sí pueden traer alguna enfermedad contagiosa que habrán de atender nuestros hospitales con los impuestos de los que todavía ingresamos algo en las arcas de la Seguridad Social, pero ante tantas quejas por hacerles tan difícil la entrada, igual los cobijan en sus viviendas y les facilitan comida y ropa.
Desde Barcelona, Un melillense.
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