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Hay cosas que no cambian

Melilla ha entrado en un nuevo año, el 2018, pero parece que hay cosas que nunca cambian, como la falta de civismo de algunas personas que no dudan en arrojar la basura al suelo cuando hay repartidos por toda la ciudad contenedores y papeleras, que hacen aún más lamentable que s Melilla ha entrado en un nuevo año, el 2018, pero parece que hay cosas que nunca cambian, como la falta de civismo de algunas personas que no dudan en arrojar la basura al suelo cuando hay repartidos por toda la ciudad contenedores y papeleras, que hacen aún más lamentable que se den este tipo de situaciones.

Por ello, la sociedad, desgraciadamente, se ve obligada a convivir con el incivismo vestido de muchas formas. Y es que, al igual que es inevitable que se haya quien delinque, también es incontrolable que haya quienes en las normas de convivencia no encuentren más que una diana sobre la que disparar continuamente. Pero para evitarlo, y penarlo, existen herramientas que hay que utilizar de forma tajante para, también, disuadir a posibles seguidores de un incivismo que suele acabar siempre con perjudicados. Además, cuando el incivismo se convierte en un problema público hay que ponerle coto con todos los medios posibles. Lo que puede ser una gamberrada, una cuestión anecdótica o un malestar puntual, cuando se convierte en una costumbre y un perjuicio para todo un colectivo, hay que atajarlo de manera ineludible.

Una situación inconcebible es igualmente que algunos lugares sean focos de orines, heces, condones y todo tipo de basura, más grave aún cuando se trata de espacios utilizados por familias y que no tienen ninguna necesidad de tener que soportar la forma de actuar de algunos.

Lo ideal sería que los vecinos denunciaran sin medias tintas cuando vean que está ocurriendo algún acto vandálico o cuando acuden a las zonas comunes jóvenes para hacer botellón y las Fuerzas de Seguridad actuar con contundencia para evitar que se deterioren zonas comunes y mobiliario público, pero sobre todo para que la ciudad no se vea deformada por la imagen que quieren dejar quienes se expresan con incivismo. A los incívicos hay que corregirlos, decirles que no tienen espacio en una sociedad del siglo XXI, y hacerlo a través de sanciones que les acarreen consecuencias como las que dejan sus actos.

Es una buena ocasión, cuando estamos arrancando un nuevo año, para lograr este propósito por el bien de todos.

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Hay cosas que no cambian

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