Por Emilio Buendía
El que suscribe es especialista en Cirugía General de este Hospital de Melilla, lo llamemos como lo llamemos desde 1990. Si es comarcal, no se de qué comarca, de qué provincia. El hospital es ya Universitario desde hace muchos años y lleva la formación práctica de muchas enfermeras/os, médicos de Medicina Familiar y comunitaria y auxiliares. Cambiar los ladrillos no cambiará lo que ya es, pero sí debiera traer nuevos servicios que aún no están contempladas en nuestro “Hospital Comarcal”, cada día son más necesarios por el derrotero que tiene nuestra población hacia el envejecimiento progresivo y el cúmulo de comorbilidades que dicha naturaleza nos asigna de forma más o menos irremediable, y ante la que la medicina moderna lucha día a día.
Hemos cerrado ya el año 2024 y las promesas siguen en el aire. El edificio del hospital público universitario de Melilla sigue durmiendo el sueño de los justos, un mes más o tres o vayan ustedes a saber. Nadie puede certificar nada. Nadie se atreve a seguir y que suframos el dolor de parto definitivo del traslado al nuevo edificio. Fíjense que he dicho “edificio” porque un “edificio” solo no constituye un nuevo hospital, lo llamen ustedes como quieran que lo llamen.
Un hospital es una organización compleja donde trabajan y colaboran muchos profesionales de alta cualificación en sincronía tan perfecta como se pueda y que debería parecerse a una gran orquesta para evitar los sonidos discordantes y desafinados u otras estridencias que afecten a la melodía central, la salud de la colectividad.
Su misión es restaurar en lo posible el estado de salud de sus clientes (pacientes) sin hacer distingos de origen o capacidad adquisitiva, si son “Hunos” u “Hotros”, y resolviendo o aliviando sufrimientos o hacerlos más llevaderos cuando el final ya no es controlable y es inevitable y solo se encuentra en las manos del Altísimo (para los que crean en Él). Para laicos, climáticos, ateos irredentos, creyentes en Gaia o en los ovnis, no sabría qué decirles.
La atención sanitaria de Atención Primaria, que ha visto jubilarse a bastantes profesionales, se está remediando en parte por el incremento acelerado de creación de nuevas plazas de formación en Medicina Familiar y Comunitaria. Este nombre místico, que equivale a la antigua Medicina General, significa que, en teoría, no puedes trabajar en ningún lugar de España sin tener estos cuatro años de capacitación mínima hospitalaria, gran avance de la medicina de este país y que subió el nivel de la calidad hasta un rango muy elevado. Y todos defendemos esa capacitación.
Pero en cambio, otras especialidades precisan atraer a médicos especialistas formados en hospitales de mayor nivel de formación, que cuesta atraer a nuestra ciudad, con sus “pegas” de insularidad y un importante grado de aislamiento a pesar de unos buenos servicios aéreos y marítimos, que, aunque puedan ser mejorables en frecuencia y precio y acortar la duración del viaje, terminan imponiendo costos importantes tanto pecuniarios como de tiempo.
No seré pesimista con el futuro de la asistencia sanitaria, pero se deben corregir muchas cosas.
De quienes son culpables de la especial ineficiencia en la dotación e implementación de este, desde luego puedo decirles que el partido VOX no está involucrado, aunque si se ponen a grito ‘peláo’ los medios “ensobrados” y “sincronizados” locales y nacionales, vayan ustedes a saber.
Entre PSOE y PP, la ciudad lleva desde 2008 con el desarrollo de este proyecto necesario para una correcta atención sanitaria de Melilla. Esto va a tardar tanto como una catedral gótica o una pirámide de Egipto. Hasta la catedral de Notre Dame ha tardado menos en restaurarse que en esta edificación, cubista y esencialmente sencilla. La incompetencia de los responsables del PSOE y del PP parece muy clara y abrumadora.
Claro, un “hospital”, precisa, además de ladrillos, cristales, puertas o ascensores y demás zarandajas, otras infraestructuras que contemplen algunos de los servicios nuevos ofertados en la nueva cartera de servicios. En la actualidad no está definido aún, que yo sepa, la localización del sitio donde irá la cámara hiperbárica para las terapias de Oxigenoterapia a alta presión útiles y demostradas en múltiples procesos, algunos de los cuales entran en mi personal campo de especialización. Soy el responsable de una consulta específica adscrita a Cirugía General en nuestro Hospital, que se dedica a prevenir las pérdidas de miembros y aumento de discapacidades de los pacientes con úlceras en los pies y generalmente diabéticos de base. Este es mi mundo, prevenir las incapacidades precoces de pacientes con infecciones graves que implican la posible mortalidad o la pérdida precoz de un miembro que limita nuestras capacidades de autovalernos y nuestra autonomía.
Pero si lo de Primaria se va resolviendo a duras penas con las nuevas hornadas de médicos Internos Residentes de Medicina de Familia, eso no es lo peor.
Los médicos especialistas de alta cualificación , con 11 o 12 años desde que empezaron su vida como estudiantes de primero de Medicina, esa carrera que tiene unas 6.900 plazas anuales de primero para iniciarla en España y a las que hay que acceder con titulación de casi Catedráticos de Bachilleratos, y que gracias a nuestras compartimentaciones de taifas autonómicas cuesta acceder por un sinnúmero de complicaciones relacionadas con idiomas autonómicos y otros requilorios que pretenden entorpecerlo y fomentar lo local y aldeano, y a los que debería poderse acceder como en el examen MIR, posterior 6 años después de forma nacional completa y enriquecedora, becas Erasmus ni leches…
Me resulta increíble que los 6.900 mejores exámenes y currículums no puedan acceder de los 10.000 o 12.000 que se presentan por dichas complicaciones y que no estén todas disponibles en examen único nacional como lo será el MIR 6 años después de ese difícil ingreso en primero de Medicina para el acceso a la especialización.
Se ha descubierto recientemente que estos especialistas de 12 años no crecen o se reproducen en las paredes del nuevo edificio.
Desconozco si tendremos cirugía vascular al menos para evitar la colonización de las listas de espera del hospital más cercano, oficiosamente, que no oficialmente, el Hospital Regional Universitario Carlos Haya, de Málaga, cuyo servicio ya debe estar saturado de pacientes por enfermedad obliterativa de arterias de miembros inferiores y otras patologías que precisan técnicas de revascularización por cirugía abierta tipo by-pass o bien de forma endovascular, mediante cateterismos para practicar angioplastias dilatadoras con o sin colocación de stents o endoprótesis. También son los encargados de realizar las fístulas arterio-venosas para la realización de hemodiálisis, terapia a la que le faltan horas al día y a la semana para poder atender a todos los pacientes subsidiarios
Asimismo, se debería tener técnicas de hemodinamia para igualmente prácticas de cateterismo coronarios en toda la patología isquémica coronaria del corazón. Esta aumenta de forma vertiginosa con el envejecimiento progresivo de la población, que llega a estas patologías en el seno de una Medicina no sólo terapéutica, sino también preventiva. Las campañas de intervención precoz en prevención del riesgo cardiovascular implican medidas desde Atención Primaria y de educación de la población, así como técnicas de autocuidados.
Tampoco parece estar contemplado cirugía maxilofacial. Seguiremos pagando la atención urgente con traslados más o menos complejos de traumatismos del macizo facial al centro con dicha especialidad en Málaga, entre horas y días después del accidente o agresión que lo origina. También se está pagando a un especialista de Granada que acude una vez al mes y que en ese día debe valorar patología de esa especialidad, no sólo traumática sino también de origen dentario, tumoral o disfuncional.
También tenemos déficit de Cirugía Plástica y me temo que seguiremos montando en avión a nuestros pacientes susceptibles de reparaciones o correcciones de cicatrices, grandes quemados, injertos de piel o plastias para corrección de defectos traumáticos u oncológicos.
En el tema del Pie del diabético, ya el director provincial del Ingesa, Omar Houari, me prometió que se valoraría la creación de una consulta de Ortopodología en el hospital para seguimiento de todos aquellos pacientes con “Pies de Riesgo” de ulceración, para evitar recaídas y colocación de plantillas y materiales ortoprotésicos preventivos, botas específicas, calzados, plantillas, etc. , que muchos pacientes de nivel económico bajo no pueden mantener.
Este servicio se va progresivamente añadiendo a las carteras de servicio de los sistemas públicos en muchos países y en algunas autonomías, pero, por supuesto, esta labor preventiva de mutilaciones y amputaciones después de ingresos previos de 20 o 25 días muy onerosos, para salvar un miembro, y evitar la recaída, seremos los últimos del mundo en ofertarlos a nuestros pacientes más débiles económicos y más en riesgo de caer en minusvalías prevenibles. Este servicio posiblemente solo requiera una consulta diaria de cuatro horas, de lunes a viernes, sin exclusividad, y debería costar menos de 50.000 euros al año, con un ortopodólogo de carrera. Pero nadie hará nada, ni los Hunos ni los Hotros.
El cúmulo de ineficiencias, vacíos asistenciales, robots que aun nadie sabe quién va a llevar o estará capacitado para hacerlo; cámaras hiperbáricas que falta definir donde irán, son tal sumatorio de incompetencias, que cuesta definir quiénes son los culpables máximos de la problemática.
En el fondo, la isquemia económica que padece la ciudad, incomunicada de su entorno por mor de un gobierno del país absolutamente inoperante y que hace dejación grave de sus funciones frente a sus votantes y los Hotros, como se ha demostrado por desgracia en Valencia, están en el fondo de la lejanía de la luz al final de este túnel que no parece tener fin.
Quizás en nuestro vecino eterno, con quien tenemos que convivir, relacionarnos y progresar, cambie de actitud frente a España. Nadie sabe qué podrá suceder en el caso de que un sucesor futuro en -Marruecos, sea un Bukele local o un Milei al uso. Nunca diremos de esta agua no beberé, ni este cura no es mi padre. La esperanza en esta ciudad debe continuar a pesar de los múltiples palos en las ruedas de los “Hunos “y los “Hotros”, tanto en lo sanitario como lo general.
Quiero creer que esta ciudad tiene futuro, que debemos perseverar, que no debemos perder la esperanza de que cambien cosas que no controlamos o no sospechamos. Al final no hay mal que cien años dure. Fe.
Emilio Buendía.
Acceda a la versión completa del contenido
“Hasta Notre Dame tardó menos que el nuevo hospital”
Ya puede realizar su compra en la “Versión Digital”, en formato PDF, a través de…
El Club Voleibol Melilla se enfrenta al Bogdanka LUK Lublin en un crucial partido de…
La U.D. Melilla ha fichado al delantero nigeriano Anthony Arinze Nwafuru, de 18 años, como…
La Asociación Zona Centro ha anunciado una jornada llena de actividades para este sábado, 18…
Este lunes se ha presentado oficialmente el partido de ida de los cuartos de final…