Los comerciantes de la zona de la Plaza Comandante Benítez, Calle Margallo, García Cabrelles y Gran Capitán expresaban su desesperación por los perjuicios que les ocasionaba la venta ambulante ilegal. Los daños no sólo provenían de la competencia desleal de productos más baratos, sino también porque se instalaban delante de los propios establecimientos. Los comerciantes esperaban que la Ciudad Autónoma tomara cartas en el asunto y persiguiera la venta ilegal.
El viceconsejero de Agricultura, José Luis Poza, afirmaba que cien inmigrantes subsaharianos habían intentado entrar por la fuerza a la ciudad, a través del perímetro fronterizo, pero la Guardia Civil lo negó.
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