No era un secreto que las relaciones entre la Dirección Provincial de Industria en Melilla, en la que el puesto de máxima responsabilidad lo ocupaba Ricardo Maldonado, y Gaselec, la empresa distribuidora de electricidad dirigida por Gustavo Cabanillas, no eran buenas. Hubo un momento de acercamiento entre Maldonado y Cabanillas, que llegaron incluso a institucionalizar un desayuno conjunto diario, pero esos momentos habían pasado y las discrepancias eran de nuevo patentes. El problema no pasaría de ser una mera anécdota si no fuese porque los afectados eran el conjunto de la ciudadanía melillense en general que sufrían con demasiada frecuencia unos cortes de energía eléctrica muy impropios de países desarrollados. No era un secreto que las relaciones entre la Dirección Provincial de Industria en Melilla, en la que el puesto de máxima responsabilidad lo ocupaba Ricardo Maldonado, y Gaselec, la empresa distribuidora de electricidad dirigida por Gustavo Cabanillas, no eran buenas. Hubo un momento de acercamiento entre Maldonado y Cabanillas, que llegaron incluso a institucionalizar un desayuno conjunto diario, pero esos momentos habían pasado y las discrepancias eran de nuevo patentes. El problema no pasaría de ser una mera anécdota si no fuese porque los afectados eran el conjunto de la ciudadanía melillense en general que sufrían con demasiada frecuencia unos cortes de energía eléctrica muy impropios de países desarrollados.
