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Hace 25 años

Escenas de emoción y un nudo incontenible en la garganta de los que asistieron al inicio triunfal de un desfile hacia la guerra, dibujaron las gruesas pinceladas de un acto castrense inusual, diferente al sábado legionario que normalmente ha servicio para familiarizarnos con el Tercio. Unos 300 melillenses, familiares en su mayoría de los legionarios que ese día llegarían a Split, y algunos ciudadanos que quisieron apoyar con su presencia la marcha de los soldados, los 80 legionarios que voluntariamente se sumaron como refuerzo a las tropas españolas destacadas en la exYuguslavia. Por otro lado, esa noche comenzó la pega de carteles para las elecciones generales, en la que los simpatizantes y afiliados del PP y PSOE coreaban el nombre de sus líderes.

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