Dos días después de la riada por la rotura de los depósitos de agua, Melilla comenzaba a recuperarse de la catástrofe con el dolor de los fallecidos. Más de 300 personas, entre operarios, empleados de empresas de limpieza y miembros del Ejército, comenzaron a realizar una limpieza de choque a lo largo de toda la jornada para que las calles volvieran a la normalidad. Además, también se enterraron a seis de las víctimas mortales, lo que provocó toda una procesión de dolor en el Cementerio de la Purísima Concepción. Por su parte, Protección Civil calificó la tragedia de “desastre tecnológico”, mientras que la Ciudad Autónoma anunció ayudas inmediatas para los damnificados. El Juzgado de Instrucción número 3 decretó el secreto de sumario. Dos días después de la riada por la rotura de los depósitos de agua, Melilla comenzaba a recuperarse de la catástrofe con el dolor de los fallecidos. Más de 300 personas, entre operarios, empleados de empresas de limpieza y miembros del Ejército, comenzaron a realizar una limpieza de choque a lo largo de toda la jornada para que las calles volvieran a la normalidad. Además, también se enterraron a seis de las víctimas mortales, lo que provocó toda una procesión de dolor en el Cementerio de la Purísima Concepción. Por su parte, Protección Civil calificó la tragedia de “desastre tecnológico”, mientras que la Ciudad Autónoma anunció ayudas inmediatas para los damnificados. El Juzgado de Instrucción número 3 decretó el secreto de sumario.
