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Francisco Robles se marca como reto la reorganización del sistema de urgencias de Melilla

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El director territorial del Ingesa en Melilla, Francisco Robles, realiza un balance positivo de la evolución que dice ha experimentado a mejor la sanidad pública en la ciudad en los dos últimos años, aunque reconoce que aún quedan muchas metas por conseguir, como por ejemplo la finalización de la construcción del hospital universitario que se espera se retomen los trabajos antes de final de año, y que permitirá ampliar la cartera de servicios y, como consecuencia directa, reducir el número de melillenses derivados a la Península. Robles, que señala que la sanidad pública melillense no arrastra los millones de pérdidas que otras comunidades, no se muestra partidario de transferir la sanidad a Melilla, porque no lo ve viable. El director territorial pretende llevar a cabo una reorganización de las urgencias en Melilla, para ofrecer un mejor servicio a los melillenses.

Actualmente el Área Sanitaria de Melilla, con el esfuerzo de todos los implicados, está hoy por hoy muy bien considerada en el espectro asistencial de España, y muestra de ello es que hay cuestiones para cuya solución se tiene en cuanta el proceder de Ingesa en Melilla y su experiencia en dichas cuestiones.

La asistencia sanitaria en Melilla tenía importantes claroscuros o francas zonas de oscuridad, en referencia a unos resultados claramente mejorables, y en general ello respondía a la alarmante situación del Sistema Nacional de Salud (SNS) que el gobierno del Partido Popular se encontró: 16.000 millones de euros de déficit. Ante esta situación, las acciones escalonadas a acometer son perfectamente resumidas por el presidente Rajoy: ajustarse a la situación real para evitar el aumento del deterioro con presupuestos austeros, reales y ajustados a los ingresos; y reformar la normativa para corregir los errores. En esta fase hay que citar la nueva regulación en el acceso a sus prestaciones, especialmente la farmacéutica con nuevos códigos de aportación de las tarjetas sanitarias individuales y la actualización de los fármacos cubiertos por el SNS. Sin duda el actual sistema es más equitativo, justo y solidario.

Con aquel marco general, el escenario hallado en Melilla era una derivada del aquel, aunque a decir verdad el Ingesa nunca los ha tenido con la gravedad que lo padecen otros sistemas autonómicos de salud; pero sí que padecía un creciente gasto farmacéutico en especial el ligado a las recetas, datos francamente mejorables de las listas de espera tanto quirúrgicas o de acceso a consultas externas, y una falta de incentivación del personal que repercutía en unos datos de actividad en retroceso.

A este marco asistencial poco favorable, se unió la paralización total en septiembre de 2012 de la obra del nuevo hospital universitario de Melilla (HUM); ello sin duda es la cuestión que en estos dos años ha marcado la agenda y concitado los mayores esfuerzos de INGESA, tanto a nivel central como en Melilla. Se ha hablado y se hablará de esta obra pero mantengo mi opinión, apoyada en la documentación base de los hechos ocurridos y en la hemeroteca, de que el gobierno del PSOE, una buena idea como fue la de un nuevo y mejor hospital para Melilla, la convirtió por mor de los períodos electorales, en una verdadera celada jurídico-administrativa, de la que tras un enorme e intenso trabajo de Ingesa, parece que se ve su final y con ello la reanudación de la obra este año.

Esto se ve reflejado en el descenso continuo en estos dos años de las reclamaciones de los usuarios, sistema de reclamaciones que no ha cambiado a como se recogían antes, por lo que si antes se daban por buenos, ahora no se pueden achacar al supuesto temor o desinterés de los ciudadanos como hace una autodenominada Defensora del Paciente que no se sabe a quién representa.

Sin duda la apertura del nuevo HUM supondrá llegar a ese nivel de adecuada, ya que traerá consigo nuevos servicios en la cartera propia; pero no quiero cifrar esa mejoría sólo en el nuevo hospital, y aunque soy un convencido de la sanidad pública y su magnífica calidad, ello no está reñido con las formas legalmente establecidas de colaboración con el estamento privado, es más, considero necesarias para Melilla la existencia de clínicas privadas (diagnósticas, asistenciales,..) que pueden además de dar asistencia a los colectivos no cubiertos por Ingesa, colaborar con ésta en aquellos apartados que sea beneficioso para ambas partes.

Cuestión aparte merece la población flotante extranjera que puede distorsionar las ratios de calidad de la asistencia que se presta en nuestros centros; su volumen es considerable y hay que buscar soluciones para racionalizar su asistencia, siempre desde el respeto a la legalidad vigente. En la proporcionalidad o no de los recursos sanitarios, quiero dar un dato que arrojará luz a éstas cuestiones: un 70% de los casos que acuden al Servicio de Urgencias del Hospital, no son tributarios de ser tratados en el mismo. No puedo evitar traer en este punto a mi mente, aunque su ámbito era mucho más amplio, el recuerdo de la Casa de Socorro que, en mi humilde opinión, en estos tiempos hubiera prestado unos servicios incalculables.

En un plano más personal, tengo un objetivo, que es la reorganización de las Urgencias en Melilla, y vea que no digo solo del servicio de Urgencias del Hospital Comarcal, que sí están dentro de esa imprescindible reordenación funcional, sino que también afecta mi idea a la necesaria incardinación tanto de Urgencias de Atención Primaria como el 061 en este proyecto. Y ello lo digo convencido de que es una aspiración tanto de los usuarios como de los profesionales.

.Soy un convencido de la sanidad pública y de que sus trabajadores pueden hacerlo tan bien o mejor como los de la privada, y para ello se le deben dar los estímulos adecuados, incluido el mejor equipamiento posible. Esa es nuestra línea maestra de trabajo, y tras esto ocupa de forma permanente mi atención el que los valores de las profesiones sanitarias no se pierdan en su trato con los pacientes y sus familiares, esta relación debe estar presidida de forma permanente por la accesibilidad, cordialidad, mutuo respeto y comprensión de los profesionales, porque al fin y al cabo, los pacientes vienen pidiendo ayuda y/o apoyo ante un problema de lo principal: la salud.

Redacción

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