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Francisco Robles confirma que la atención a pacientes marroquíes se lleva el 10% del presupuesto de Ingesa

Francisco Robles, director territorial del Ingesa en Melilla

Francisco Robles considera que el balance de la gestión realizada a lo largo de los últimos seis años al frente de la Dirección Territorial de Ingesa, "es claramente positivo" porque en este tiempo "se ha dado viabilidad jurídica y económica" al proyecto del nuevo hospital que estaba "herido de muerte", se ha rehabilitado el centro de salud de Polavieja, y se ha intentado "ir adaptando la plantilla a la realidad" melillense. Robles reconoce que son numerosas las deficiencias de la sanidad pública en la ciudad y la importante carga tanto asistencial como económica que supone la atención de pacientes del país vecino ya que actualmente se lleva el 10% del presupuesto de Ingesa en la ciudad. De hecho de 2013 a 2016 el gasto ha pasado de 6,3 a 9,5 millones de euros.

El primero es la obra del nuevo hospital ya que, cuando llegamos, este proyecto estaba "herido de muerte", al tener nula viabilidad jurídica y económica; hoy la situación es totalmente diferente, con un proyecto desbloqueado a nivel judicial, mejorado técnicamente y con un marco económico muchísimo mejor que el inicial, en cifras globales 120 millones de euros frente a los 41 de adjudicación.

Sin dejar las inversiones, recibimos un parque de instalaciones con una perentoria necesidad de su adecuado mantenimiento y/o renovación. Por ejemplo, lo realizado en el centro de salud de Polavieja o las importantes actuaciones en el hospital comarcal (cocina, elevadores, climatización, edificio de descanso, etc..), cambiando la tónica negativa en este apartado del periodo anterior, como prueban los más de 5 millones de euros en inversiones del periodo 2012-2017 (obras y equipamiento tecnológico).

Finalmente, el duro reto en el tema del personal. Por un lado, corregir los déficits históricos y, de otro, el ir adaptando la plantilla a la realidad del nuevo hospital. Sinceramente, creo que el balance es de un signo francamente positivo, con más de 100 nuevas plazas creadas (incluyendo las incluidas en los PGE2018). Ello ha permitido hacer una franca mejora de los datos de Gestión (menores tiempos de espera, mayor cartera de servicios, etc…).

En definitiva, en condiciones normales no debería pasar un mes desde el momento de la aprobación de dichas encomiendas para iniciarse la Fase 2 -y última-, de la obra.

En cuanto a los aspectos técnicos, ya se elaboró en Melilla el preceptivo plan funcional del nuevo centro de salud, que fue remitido y aprobado por la Dirección del INGESA. Y se están preparando los pliegos para encargar dos proyectos, uno para la demolición del mercado de Colón, y otro el de redacción del proyecto básico y de ejecución del nuevo centro de salud. En los PGE2018 se consignó partida para ambos proyectos.

Respecto a un quinto centro, con el nuevo de zona norte en mi opinión se cubren las necesidades a corto/medio plazo. No obstante, el crecimiento demográfico de Melilla me hace ser prudente en esta consideración, por lo que no lo descartaría en un futuro a medio/largo plazo.

La cartera de servicios ha experimentado una mejora sustancial. A las guardias de presencia física de pediatría y aumento de las ginecología y anestesiología, se unen las de cirugía y traumatología, una vez que es ya una realidad el edifico de descanso -que además librará espacio en urgencias-. Por otro lado, la dotación en plantilla de una plaza de alergología y otras especialidades, o las consultas concertadas de máxilofacial, electroneurofisiología, etc, han sido causa de una menor remisión de pacientes a centros peninsulares.

Mi opinión, y ya la expuse donde y como debía, es que el acceso de esta población a nuestro dispositivo asistencial-si finalmente debe de atenderse-, debe de estar coordinado de alguna forma-al nivel que se decida entre los dos países-; y sobre todo debe de evitarse la etiqueta de gratuidad de la misma, estímulo principal para que se produzca, amén del notorio mejor nivel asistencial de nuestra sanidad pública.

Sin embargo, es cierto que algunos servicios se ven afectados -de modo puntual- muy seriamente, como la actividad quirúrgica o la asistencia en urgencias. Por ello, me preocupa de modo especial que la derogación del RDL 16/2012 pueda causar en nuestra ciudad, si antes no se ponen los recursos necesarios para atender el previsible aumento de demanda asistencial que ello puede suponer.

Por ello, y acabo, voy dedicarme a los planos de mi vida que sin duda he descuidado, primero el de mi familia-a quienes se lo debo todo-, y por otro lado el de mi profesión, que aún me apasiona.

Jesús Andújar

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