Continuando con el plan de difusión de la Cultura de Defensa, promovido por este Centro de Historia y Cultura Militar, relacionado principalmente con el Ejército en Melilla, el artículo archivístico de este mes de enero es sacar a la luz el plano de Melilla de 1729. Las primeras acciones en las fortificaciones de Melilla estuvieron encaminadas en fortalecer el primer recinto por el temor a un ataque con artillería, ante lo cual las murallas no lo soportarían. El resultado fue la Batería Real con siete cañoneras, reforzada por dos torreones a sus lados.
En 1707 se construye el fuerte de San Miguel, de forma cuadrangular con doble comunicación con la plaza, una subterránea a través de una galería y la otra en superficie. Bajo su abrigo quedaban los huertos, indispensables para proporcionar alimento a los habitantes de Melilla pero también fue el blanco de un asedio en 1715, por lo que tuvo que ser nuevamente reforzado y fortificado en 1734.
Con Felipe V (1700- 1746) en el poder, se reforzará el deseo de la corona de conservar Melilla como plaza militar exclusivamente, sin posibilidad de albergar a población civil, tal y como quedará recogido en la Reglamentación sobre Presidios de 1717.
Pedro Borrás, nuevo gobernador de la plaza e ingeniero de la escuela de fortificación de los Países Bajos, ejecutará en Melilla el "Sistema Vauban" dotando a Melilla de un verdadero sistema abaluartado. Estas transformaciones se verán reflejadas de inmediato: el foso del Hornabeque quedará configurado en un frente con dos baluartes completos, San Pedro y San José Alto, con capacidades artilleras y unidas por una cortina. En el Primer Recinto se construyeron almacenes de víveres y de pólvora y el espigón en el muelle. Las murallas de la Alafía se verán reforzadas configurándose en un nuevo frente abaluartado en forma de corona completado con el foso de los Carneros.
Entre 1721 y 1722, una vez consolidado el Segundo Recinto, el nuevo gobernador de Melilla, Alonso Guevara de Vasconcellos y el ingeniero Juan Martín Zermeño, iniciaron la construcción del baluarte de San Fernando, se levantaron dos cortinas hasta el torreón de las Cinco Palabras al norte y, al sur, el baluarte de San José Bajo, con lo quedaba formalizado el Tercer Recinto. Las nuevas construcciones quedaban rodeadas por el foso de los Carneros, del que partirían las galerías subterráneas.
Sin embargo, la principal preocupación seguía siendo la altura del Cubo, ya que tenía una altura mayor que cualquier punto del Primer Recinto y si allí se asentaba una batería enemiga, las defensas de la plaza se verían seriamente dañadas. Los intentos para tomar la elevación fueron varios, pero se sucedían una y otra vez la toma y pérdida de la posición.
Finalmente, tras varios intentos de fortificación, en 1732 bajo la dirección de Juan Martín Zermeño, se construye de manera provisional un fuerte en madera, Victoria Chica, cuya presencia posibilitó que años más tarde se pudiera construir el fuerte de Victoria Grande.
Para más información se puede acceder a la web del Centro:
www.ejercito.mde.es/unidades/Madrid/ihycm/Centros/melilla/actividades.html
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