La voluntaria melillense Felisa Padilla Muñoz ha recibido este martes por la noche la distinción de ‘Melillense del Año’ en una solmene gala celebrada en el Salón Dorado de la Asamblea a la que acudieron numerosas autoridades políticas, militares, religiosas y empresariales, entre otras, por su encomiable labor social en la ciudad durante 50 años ejerciendo como voluntaria en la casa de las Religiosas de María Inmaculada y en Cáritas.
“Me siento muy orgullosa de haber dado estos 50 años de mi vida a las Religiosas de María Inmaculada en el Monte María Cristina”, ha proclamado Padilla ante los asistentes durante su alocución, agradeciendo el gesto de las autoridades locales, y ha recordado su trayectoria en dicha entidad.
Padilla ha asegurado que sigue ejerciendo su labor en la casa de las Religiosas de María Inmaculada con la misma ilusión, aunque admite que ya no con la misma fuerza.
“Fueron unos años felicísimos para mí compartir toda mi vida en ese barrio al que sigo yendo, aunque no con la misma fuerza”, ha reconocido.
Para el presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Juan José Imbroda, el haber entregado tal distinción a la voluntaria melillense adquiría “un plus emocional y social” que le “ha enorgullecido destacar”. Un reconocimiento que, a su juicio, refrenda una actitud vital y de compromiso que, parafraseando al poeta Antonio Machado, hace de Felisa “en el buen sentido de la palabra, una persona buena”.
“Porque sólo con esa convicción personal se puede dedicar una vida entera a los demás”, subrayó la primera autoridad melillense, quien ha ensalzado la labor que ha llevado a cabo durante medio siglo Padilla en el Monte María Cristina “ayudando a mujeres y niños, escuchando sus experiencias, afrontando sus necesidades, aplicando sensibilidad y comprensión”.
“Entregando su tiempo a los demás”, ha dicho en resumidas cuentas.
“Mucho antes de ponerse de moda términos como exclusión o integración social, Felisa, y con ella todas las mujeres y hombres del voluntariado, ya había fomentado el desarrollo social y educativo de las familias más necesitadas, había apostado por la dignidad de las personas y defendido la tolerancia y la convivencia. Y lo ha hecho con discreción, en silencio, porque el gesto solidario nace de su generosidad hacia los demás y porque aquellos que necesitan esta atención merecen la mayor intimidad”, ha agregado Imbroda, apuntando que ese es “el legado invisible, pero palpable, que Felisa Padilla nos deja”. “Una Melilla sin compartimentos estancos y con una unidad de acción como pueblo unido”, ha apostillado.
El presidente melillense ha recordado que el pasado mes de junio la voluntaria recibió de manos de Su Majestad el Rey Felipe VI la Real Orden del Mérito Civil por “su incuestionable trayectoria en favor de los demás”. “Hoy (por ayer) recibe una de las máximas distinciones de la Ciudad Autónoma, su nombramiento como ‘Melillense del Año’. Dos homenajes excelsos que destacarían en el salón de cualquier casa y que Felisa, con toda seguridad, los acogerá con orgullo y satisfacción”, concluyó Imbroda, quien aseveró que ambas distinciones suponen dos formas distintas de premiar una trayectoria inmaculada y de reconocer a una mujer “buena”.
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