El fútbol local está de luto. El melillense Antonio Ibáñez Valle, una de las figuras más emblemáticas del balompié local y del ascenso del Melilla a Segunda División en la temporada 1961/62, falleció este jueves en Melilla a los 83 años de edad. El sepelio tendrá lugar este viernes, a las 11’45 horas, desde el Tanatorio Municipal a la Capilla del Cementerio de la Purísima Concepción, donde se oficiará un responso de corpore insepulto y se procederá a la despedida del duelo.
La ciudad pierde a un símbolo del deporte, un jugador que marcó una época dentro y fuera del terreno de juego. Descanse en paz. Antonio Ibáñez nació en Melilla el 2 de junio de 1941 y desde muy joven destacó en el mundo del deporte, iniciando su trayectoria en el Club Deportivo Real y posteriormente en el Club CTM. Su talento no pasó desapercibido, y pronto dio el salto a Málaga, donde formó parte del Andalucía, un club formativo del que salieron numerosos jugadores que llegarían al primer equipo de la capital.
Con tan solo 18 años, en la temporada 1959-60, regresó a su ciudad para fichar por el Melilla C.F., equipo en el que desarrolló casi la totalidad de su carrera profesional, aunque en la campaña 1966-67 vistió la camiseta del Hércules de Alicante en Segunda División Nacional, antes de volver a Melilla, donde siguió defendiendo los colores del club hasta su retirada en 1974.
En total, disputó 347 partidos oficiales a lo largo de 11 temporadas, dejando una profunda huella en la historia deportiva de Melilla. Fue protagonista del histórico ascenso del Melilla C.F. a la Segunda División Nacional en la campaña 1961/62, categoría en la que el equipo permaneció durante cuatro temporadas. Posteriormente, tuvo un segundo paso por el Hércules en la Segunda División, en el curso 1967-68, y cerró su carrera deportiva con el Melilla Industrial, en la temporada 1973-74, en Tercera División.
Su dedicación y compromiso con el deporte le valieron el reconocimiento de toda la ciudad. En 1969, recibió la Medalla al Mérito Deportivo, distinción que reafirma su papel como referente indiscutible del fútbol local.
El que fuera lateral derecho del Melilla también fue homenajeado en marzo de 2018 por el Grupo de Amigos Futboleros de Melilla, que preside Manuel Agulló. El acto, celebrado en el Restaurante Miguel Benítez, reunió a antiguos compañeros como Pedro Botello, Salvador Balbuena, Andrés Algarte, Juanirri, Paco Moya, Antonio Potous, Fermín y Marcos, entre otros. Durante aquella emotiva velada, se le entregaron varios recuerdos, entre ellos una camiseta y una bufanda de la U.D. Melilla firmadas por toda la plantilla, obsequio del vicepresidente del club, Antonio Jáuregui.
Antonio Ibáñez compartió vestuario en la campaña 1969-70 con Joaquín Hernández, padre de Xavi, exjugador. Hernández llegó a Melilla por sus deberes con la patria, ya que fue en nuestra ciudad donde realizó el servicio militar.
Con su marcha, Melilla pierde a un símbolo del deporte local, un futbolista de carácter, talento y humildad, que será recordado siempre por varias generaciones de melillenses.
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