En la postguerra civil…

No había gorduras y menos aún extremas, todos guardaban la línea e iban casi de etiqueta, de traje o chaqueta, corbata o cerrada camisa siempre espléndida. El trabajador en el tajo o en la mecánica, tal como era, su mono de "azul mahón" incólume, y el guarda polvos se llevaba la tarea.

Eran otros tiempos aquellos sin ir al basurero, este era un servicio con horario de recogida y se bajaban las cáscaras y resto de aquellos ripios de la comida, si quedaban.

Hoy, se desperdicia impunemente la comida, rápida o lenta, con facilidad se tira, ya no se rebaña el plato, ni se apura el cuenco con comida, hoy son platos de exquisita porcelana o de plástico de materia prima petrolera, que luego no se lavan sino que se tiran. Y nos quedamos tan tranquilos, mientras otros no huelen la comida, la fruta por las nubes y sin vinillo en la comida, el pescado no digamos y si es marisco, entonces, sólo entonces…, ni Gulas de Aguinaga.

Hoy se almuerza y cena, se desayuna y se merienda, porquería comprimida, normalmente extranjera. Antes se tomaba un buen cocido y sopa de castilla, o de tu tierra, aquella sopa de ajo con rebanadas de pan haciendo de flotilla o torreznos fritos y un hueso de tuétano para darle ojos a la sopita. Eran otros tiempos aquellos de vida, puertas abiertas sin portero a la vista, eso era para comunidades con otras miras, el pueblo era diferente quizá, más libre y sin premisas, qué tenías que inclinar el lomo, era ejercicio gimnástico de natural guisa, ahora son fissnis y otras gilipollerías, antes el azadón hacia virguerías y te mantenías en forma levantando del huerto las sandías, acumulabas leña que con hacha partías, y sacos de trigo en tus espaldas mantenías camino del cobertizo que granero le decías. En fin, tanta gimnasia era que, decidimos irnos a la ciudad y hacer de señorito con las cuatro perrillas que tenías. Y mira por donde voraces tiburones de cuentos te llenaban la mente de tonterías, hoy preferentes, igual que ahora con tanta charcutería política, sólo que antes eran cuatro paniaguados y ahora es una amplia jauría oficializada, que amparada en recovecos legales hechos a su medida, nos sangran, seas paleto o "capitalista" de cívita me refiero, que los del parquet son otros de liberales ideas más carnívoras. Intenciones hay, de acabar con tanta choricería, pero son exiguas por tanta porquería a la vista de poderes fácticos que ya no son ni el ejercito, ni la iglesia, ni el dictado; ahora es ¡la política!, la logia europea con sus cortapisas ¡somos liberales!, y neo hasta la barbilla ¡todo vale!, democracia a la francesa como logia de vida.

Me cuentan que están volviendo a su redil o a la campiña los huidos, sentando sus reaños "vacacionales" pueblerinos, respirando los aires que en el pasado eran más naturales, aunque de cualquier manera siguen siendo hoy más respirables, al menos, mientras no salga un caciquillo metido a político aprovechando la oportunidad de un censo pobre de miras, que "indignados" voten, y que éste autorice vertidos al río cargándose la "fauna" autóctona. Hay mucho cangrejo y no de río, para depredar beneficios y no por cierto de desperdicios haciendo de limpiadores del río, al menos servirían para algo. Y así, no añoraríamos la falta de porterías, de serenos, de grises en la esquina y diplomáticos en la política; aunque siempre evadirían sus capitales los ancestros de las "charcuterías", sean plebeyos o condados y marquesados o quizá monarquías… Y los servicios públicos serian de la Alcaldía.

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